Cómo un churro de piscina puede servir para ordenar toda la cocina en minutos

Cuando toca trasladarse a otro lugar, ya sea porque el precio del alquiler estaba muy alto y hemos encontrado algo más barato o porque simplemente nos tenemos que ir a trabajar a otra ciudad, una de las cosas que más tememos es la mudanza. Eso de tener que guardar todo en cajas, transportar y luego ordenar en la nueva vivienda puede ser un suplicio. Y de entre todas las habitaciones, la que más cuesta conservar y organizar de nuevo como la teníamos es la cocina. Pues aquí está la forma definitiva de hacerlo sin que ello nos suponga un dolor de cabeza: utilizar churros de piscina.

Es tan fácil como cortar estos fideos de plástico y utilizarlos como separadores en los cajones, impidiendo que los utensilios de cocina se deslicen. Para conseguirlo, habrá que medir la distancia entre la parte posterior del organizador de cubiertos y el cajón con exactitud, cortar el churro con esa medida y ponerlo entre medias para dar seguridad. Esta acción, que se puede llevar a cabo en pocos minutos, consigue que guardemos el orden de nuestra cocina, evitando que algunos utensilios se pierdan en cajas que nunca sabemos cuando abriremos.

Los churros de piscina no solo ayudan a optimizar el espacio, sino que también ofrecen otros beneficios prácticos que ni podíamos imaginar. Al colocar pequeños trozos en los bordes de ollas y sartenes, se previenen rayaduras durante el almacenamiento, lo que ayuda a preservar la vida útil de los objetos de nuestra cocina y mantener en mejor estado los cajones.

Esto también se puede usar en el resto de nuestra casa. Colocando trozos del churro cortados en posición vertical sobre una pared y realizar ranuras horizontales, se puede crear un sistema eficiente para guardar utensilios que se usen bastante. Así, se ahorra espacio y se mejora el acceso a cualquier objeto que necesitemos en la cocina. Así que este verano, los churros de piscina servirán para algo más que para divertir a los peques en la piscina.