Una madre deja que sus hijos adultos jóvenes vivan en el hogar de la familia sin cobrarle alquiler, a pesar de que tienen más de 20 años, y también les deja traer a sus parejas para pasar la noche siempre que quieran. Eso sí, su regla es que no se queden todo el día parados en casa, sino que trabajen y contribuyan en el hogar.
Lori Meo, de 56 años, vive en Rhode Island con sus hijos adultos, su marido y su madre, en un hogar donde sus hijos no tienen que pagar el alquiler, ya que consideran que “la economía está fatal” y no ven una cantidad apropiada para cobrarles por vivir ahí. Además, su casa es grande y se llevan bien, por lo que no hay ningún problema ni prisa en echarlos.
“Crecí en un hogar muy liberal y abierto, pero mi esposo se crió en una familia mucho más conservadora y tradicional” declara Meo, haciendo referencia a que en su casa tienen perspectivas diferentes a la hora de afrontar decisiones. “Él y sus hermanos sentían que debían adaptarse a las expectativas de sus padres, y eso no les convenía. Siempre pensé que jamás criaría a mis hijos de esa manera. Las decisiones que tomamos en la crianza fueron, en parte, una reacción al tipo de infancia que tuvo mi esposo”.
Ahora que sus hijos son adultos, han tomado 3 decisiones controvertidas respecto a su crianza.
“No les hemos hecho salir de casa”
“Cuando mis dos hijos cumplieron 18, no quería que sintieran que los estaba obligando a irse. Siempre he tenido la mentalidad de que no me importa cuándo se vayan o si nunca se van. Hay quienes les dicen a sus hijos que, al cumplir 18, necesitan encontrar un lugar donde vivir y forjar sus propias vidas. Me parece una locura”, declara Lori Meo, que no va a hacer salir de casa a sus hijos.
Eso sí, para ella es importante que trabajen y no hagan el vago, a cambio de vivir en su casa siendo adultos: “Ninguno de mis hijos ha salido nunca de casa. Mi regla era que tenían que trabajar o ir a la escuela. Nunca les permitía quedarse en casa todo el día jugando videojuegos. Empezaron a trabajar a tiempo completo en cuanto terminaron la preparatoria, así que me alegré de que vivieran en casa”.
No les pide que se muden porque “la economía está fatal”
“¿Qué prisa hay por sacarlos? La economía está fatal , y nos llevamos de maravilla”, explica dando a entender que además de considerar que las condiciones para los jóvenes son complicadas, se llevan lo suficientemente bien como para seguir viviendo juntos.
Además, se mudaron a un hogar más grande donde ahora viven cómodamente y nadie siente que debe irse. “Hace tres años, nos mudamos a una casa más grande en una granja porque no queríamos que los niños sintieran que debían mudarse rápidamente”.
“Ahora vivimos en casa como un grupo de adultos. Mi mamá también vive con nosotros. Todas las noches cenamos juntos, lo que también funciona como una reunión familiar donde hablamos de lo que sucede en nuestras vidas y recibimos opiniones sobre las decisiones que debemos tomar”.
No los trata como niños ni les da consejos que no quieren. “Nos avisamos mutuamente si vamos a salir y cuándo volvemos, pero no los vigilo. Simplemente vivimos como adultos con respeto mutuo.”
“No les hago pagar el alquiler”
No les hace pagar el alquiler. “Cuando mi primer hijo cumplió 18 años, le dije a mi esposo que creía que no debíamos obligarlo a pagar el alquiler.” Hablaron brevemente sobre si deberían cobrarle y luego devolverle el dinero, pero como empezó a trabajar ganando muy poco, no encontraban una cantidad razonable.
“Habría sido una conversación diferente si necesitáramos el dinero del alquiler, pero como podíamos cubrir todo, mi esposo y yo estábamos contentos con la decisión de no cobrar alquiler.”
Aunque no pagan la hipoteca ni las facturas de la casa, llegaron a un acuerdo: “pagarían su parte del seguro del automóvil y las facturas de teléfono en nuestro plan familiar y ahorrarían una parte de sus ingresos.”
No les exige nada, pero reconoce que “son personas consideradas y encuentran sus propias maneras de contribuir en el hogar.” Gracias a la comunicación abierta, sabe que ambos hijos ahorran parte de sus sueldos: “no exijo ver sus cuentas. Si no ahorran al ritmo que considero adecuado, es su responsabilidad. A la larga, les va a costar caro.”
En casa hablan mucho de dinero. “No están aislados de las realidades del mundo real. Están bien informados sobre finanzas.” De hecho, su hijo ya obtuvo la preaprobación para una hipoteca y espera comprar una casa en los próximos años.
Les permiten llevar a sus novios y novias a casa
También permite que sus hijos traigan a sus parejas a dormir. “Cuando mi hijo tenía 18 años, empezó a salir con una chica que vivía a 45 minutos de casa... Mi hijo finalmente dijo que simplemente iba a dejar que su novia se quedara a pasar la noche.” Ella y su esposo no estaban encantados de inmediato, pero lo hablaron y concluyeron que tenía sentido: “Llegamos a la conclusión de que tenía sentido que su novia se quedara a dormir, eran adultos.”
Desde entonces, “pueden invitar a su pareja a quedarse cuando quieran, siempre y cuando sea una relación estable y duradera. Este también es su hogar.”
Algunos le han preguntado cómo distingue si una relación es seria. “Aunque no puedo estar seguro, mis hijos saben que no quiero que tengan citas ocasionales y se queden a dormir. Saben que eso no les parecería bien.”
Lori Meo piensa que gracias a sus ideales tienen la libertad que necesitan: “no se sienten presionados a comprar un apartamento mientras prueban una relación. Espero que, cuando comiencen una vida con alguien, sea por las razones correctas, no porque necesiten un apartamento para salir de casa.”

