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Estos alimentos pierden calidad, nutrientes y sabor si los metes en el frigorífico

La temperatura del frigorífico puede cambiar la maduración de los alimentos y sus propiedades


Mujer guardando la compra en el frigorífico
Mujer guardando la compra en el frigorífico |Canva
Redacción Noticiastrabajo
Redacción Noticiastrabajo
Fecha de actualización:

Si bien el frigorífico se convirtió en un electrodoméstico indispensable para nuestros hogares, muchas veces lo llenamos de productos sin tener en cuenta las condiciones de conservación óptimas de cada uno. 

Tenemos la costumbre de guardar casi todo lo que compramos en la nevera, ya que tenemos la convicción de que el frío conserva mejor los alimentos. En determinados casos es así, pero en otros lo hacemos simplemente porque lo hemos visto desde niños y hemos repetido el proceso continuamente.

Sin embargo, en muchas de esas ocasiones, hay alimentos que llegan a perder sus propiedades, desde la misma calidad hasta los nutrientes que pueden aportar o incluso el sabor. Esto se debe, principalmente, a que las bajas temperaturas llegan a alterar estos alimentos agudizando y ralentizando considerablemente el proceso de su conservación.

Las bajas temperaturas del frigorífico aceleran la maduración de los alimentos y pierden sus propiedades 

Así, hacemos bien en meter las carnes, pescados, embutidos y otros alimentos frescos para que estén almacenados en el frío de la nevera, pero hay otros como la cebolla que no es el lugar ideal para intentar su conservación, ya que además de estropearse rápidamente debido al frío, éstas emiten un gas (llamado sulfóxido de tiopropanal) que puede echar a perder otros alimentos y sus calidades y nutrientes.

Un caso propio, y que tenemos por costumbre incluirlos en el frigorífico, son los huevos. De hecho, el mismo electrodoméstico incluye una sección en la puerta para guardarlos. El problema es que, debido a la apertura y cierre continuo de la misma, la temperatura rebajará la capa que lo envuelve y protege por debajo de la cáscara, evitando así posibles contaminaciones. Lo mejor es dejarlos en su recipiente y guardarlos en un armario fresco.

Huevos, patatas, chocolate, fruta… 

En el caso de las patatas, ocurre algo similar a través de su almidón. Porque, si se encuentran en un lugar muy frío o a bajas temperaturas como el frigorífico, acabaremos teniendo una patata dulce y de textura arenosa, lo que puede llegar a modificar su calidad y, sobre todo, su sabor. En la medida de lo posible, tampoco debemos almacenarlas juntas entre sí, ya que tardarán en estropearse.

Con el chocolate sucede algo distinto. Y es que el frío del frigorífico puede alterar la emulsión de grasas en el chocolate. O lo que es lo mismo; terminando por afectar su suavidad y cremosidad. Los cambios bruscos de temperatura no son recomendables porque varían su textura, pasando poco a poco a un color blanquecino y obteniendo una textura entre granulada y terrosa. Al igual que otros alimentos, la mejor manera de conservar el chocolate es en lugar fresco, entre 15 y 20 grados y en su envase original o en un recipiente hermético

De manera similar a las patatas e incluso a algunas frutas, las cebollas se llegan a hacer mohosas y se reblandecen en el frigorífico, al tiempo que también les germinan pequeños brotes rápidamente.

Hay creencias que dicen que a los plátanos les viene bien su conservación en el frigorífico, pero la realidad es que el frío lo único que acelera es su maduración, de manera parecida a los tomates, que pierden su sabor y aroma. De hecho, los plátanos necesitan luz y una temperatura alta para madurar, En caso contrario, se pudrirán más rápidamente.

Y si a los plátanos les viene mal que los metamos al frigorífico, a frutas como al kiwi, mango, melocotón, albaricoque, aguacate y otras que provienen de zonas cálidas, también. Esto no es por otro motivo que porque están acostumbradas a las altas temperaturas, necesitando necesitan luz natural y calor para madurar. Además de su sabor y calidad, al frío perderán todos sus nutrientes. Lo mejor es conservarlas a temperatura ambiente, en un bol, en una fuente o en una bolsa de plástico perforada.