
Los albaricoques son tan dulces como una golosina, por los ácidos orgánicos que contienen, pero sus beneficios nutricionales son mucho mayores. Pueden controlar la presión arterial e, incluso, prevenir una trombosis gracias a su poder antioxidante, que consigue de su alto contenido en vitamina C.
Esta fruta, que se adapta perfectamente al gusto de muchas personas por sus diferentes estados (si está más o menos maduro estará más o menos ácido) es una importante fuente de vitaminas, minerales, fibra y agua. La podrás adaptar a cualquier almuerzo o cena rápida, como un complemento o como postre.
Beneficios del albaricoque
La Fundación Española de Nutrición (FEN), afirma que el albaricoque es una fruta de bajo aporte energético, debido a su alto contenido de agua, pero que esto a su vez ayuda a hidratar el organismo y mantener el equilibrio de líquidos corporales.
Destaca también por ser una fuente rica en betacarotenos, un compuesto que el organismo convierte en vitamina A según sus necesidades. En cuanto a los micronutrientes, aporta importantes cantidades de potasio y vitamina C, lo que ayuda en la formación de colágeno, actuando como agente antioxidante que controla la hipertensión y protege las células del envejecimiento.
Entre sus componentes, también se encuentran ácidos orgánicos como el málico y el cítrico, cuya concentración disminuye a medida que la fruta madura, consiguiendo así un dulzor diferente en cada uno de sus estados de maduración. Los albaricoques más dulces y jugosos están disponibles entre mayo y septiembre, el color rosado en su piel indica un dulzor intenso en la pieza.
Cómo incluir el albaricoque en la dieta
El albaricoque es una fruta muy versátil que se puede integrar fácilmente en la dieta diaria. Puedes usarlo cortándolo a trocitos y añadiéndolo en un bol de yogurt, con avena o granola. Es un buen aporte de energía para empezar el día.
También se puede utilizar en repostería, ya que su dulzura natural permite reducir la cantidad de azúcar en tartas, bizcochos o compotas. Además, es perfecto como relleno de crepes o como base para mermeladas caseras. Por otro lado, la versión deshidratada del albaricoque es una alternativa práctica como snack o para aportar un toque especial a guisos, arroces y cuscús.