
Que te despidan a las puertas de la jubilación no es plato de buen gusto. Especialmente por la dificultad de conseguir un nuevo empleo que permita seguir trabajando y cotizando hasta llegar a la edad mínima exigida para ser pensionista. Es lo que le pasó a Freddy Kristiansen, de 59 años, antiguo jefe de producto de la oficina de Microsoft en Dinamarca, que fue despedido en mayo, tras 23 años de servicio en la compañía tecnológica.
A pesar de ello, su compromiso le ha hecho a seguir yendo a la oficina. “Puede sonar extraño presentarse en la oficina después de haber sido despedido, pero todavía me siento comprometido con los productos, la gente que los utiliza y mis compañeros”, relata para ‘Business Insider’.
Según la ley danesa, la empresa tiene que respetar un plazo de preaviso de 6 meses por lo que, aunque le han relevado de sus funciones, sigue siendo oficialmente empleado hasta finales de noviembre. Freddy, para su sorpresa, no sintió miedo con el despido, sino que realmente se sintió aliviado: “El trabajo me satisfacía, pero hace unos cinco años empecé a soñar con mi propio negocio”.
De hecho, durante la última ronda de despidos de Microsoft en 2023, preguntó de forma anónima si considerarían los despidos voluntarios, ya que si daban la opción pensó en presentarse voluntario. Pero no fue así. En mayo de este año, fue convocado a una reunión individual con su jefe, asegurando que fue entonces de que estaba casi seguro de que le iban a despedir.
“En realidad fue una especie de alivio”
Freddy relata al citado medio que el despido fue más fácil de lo que cabría imaginar. “Pensé que me sentiría disgustado, pero, en realidad, fue una especie de alivio”, expresa, añadiendo que algunos de sus compañeros sí estaban desolados. “Están preocupados por lo que les pueda deparar el futuro. Pero yo estoy a punto de cumplir 60 años. Durante la última década he trabajado mucho y durante muchas horas. Sin embargo, estoy en una etapa de la vida en la que ya no me interesa trabajar 60 horas semanales”, manifiesta.
Por esta razón, quiere perseguir su sueño, que es montar su propio negocio. “Ahora me centro en diseñar un plan de negocio que me permita ofrecer el máximo valor a socios y clientes en el menor tiempo posible”, asegura, explicando que tiene previsto ofrecer servicios como director de tecnología, gestión de proyectos y, tal vez, incluso charlas motivacionales, al tiempo que viaja y vuelve a hacer ejercicio con regularidad.
“Desde los despidos, me he estado recordando a mí mismo que toda nube tiene su lado bueno”, cuenta, añadiendo que en este caso esa parte positiva es la indemnización por despido: “si hubiera dimitido, no habría recibido nada. Como me despidieron después de tantos años de servicio, tenía derecho al menos a nueve meses de salario. Puedo utilizar esta indemnización como base para mis planes futuros”.
Su responsabilidad le hace seguir yendo a la oficina
Este empleado de Microsoft sigue teniendo la tarjeta de acceso a la oficina y el portátil de empresa. De hecho, sigue yendo a la oficina, confesando que sigue con ganas “de ser útil”. A lo largo de los años, ha presentado la herramienta AL-Go para GitHub a muchos clientes y socios, por lo que siente la responsabilidad de seguir velando por ella: “siento la responsabilidad no solo de mantener el producto, sino también de asegurarles que están en buenas manos”.
También está en contacto con su antiguo equipo por si necesitan su ayuda, respondiendo a preguntas u orientándoles: “No hay razón para dejar de hacerlo”, relata. Por este motivo, prevé organizar una charla motivacional para los trabajadores actuales, sobre su carrera en Microsoft y “las decisiones buenas, malas y no tan divertidas que tomé”.
Una de ellas, asegura, fue dejarse la piel durante años: “Nadie me dijo que pasara 20 horas los fines de semana o que trabajara tanto, pero lo hice porque me parecía lo correcto. Lo hice porque realmente sentía una conexión con nuestros socios, nuestros clientes y mis colegas. Y, sinceramente, sigo sintiéndola”, concluye.