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Una jubilada vive en la calle sin cobrar pensión: fue atropellada por un camionero ebrio y ahora busca empleo

Wendy Williams sufrió un accidente de coche que le provocó tener que usar una muleta y varias heridas que no la dejan llevar una vida normal.


Mujer con muleta.
Wendy Williams con una muleta en el sofá de una casa. |Envato
Berta F. Quintanilla
Fecha de actualización:

No tiene ingresos porque no cobra ninguna pensión de jubilación, pero es que tampoco tiene casa porque tuvo que vender la suya para pagar el tratamiento de las heridas y las lesiones que le produjo un conductor ebrio cuando la atropelló. La vida de la británica Wendy Williams se ha convertido en un infierno en el que la única salida es conseguir un empleo y volver a cobrar un salario para abandonar la pobreza.

Un accidente la ha dejado con una incapacidad bastante grave, como cuenta a The Sun que la obliga a usar muleta para caminar y a tener que llevar un cuidado especial de sus heridas. Es abuela de ocho nietos y a pesar de tener sólo 66 años, ya tiene seis bisnietos. Como contó en el periódico digital, no tengo hogar, busco un sofá para hacerme una cama” y aunque recuerda que a pesar de tener edad para la jubilación “no me siento así y estoy buscando trabajo”.

“Lo único que puedo hacer es devolver a la gente sus favores y su generosidad dándoles comestibles que consigo en el Banco de Alimentos”. 

“Nunca imaginé ser pobre a los 60 años”

Sobre la pensión de jubilación, Wendy explica que “tuve que dejarla, porque no era suficiente, nunca pensé que estaría tan pobre con poco más de 60 años”. Los motivos, para esta mujer, son claros. Ha subido el coste de la vida, los alimentos cuestan más caros en el supermercado, las gasolinas y la electricidad también pero los sueldos y las pensiones no han cambiado.

“Fui atropellada y he perdido la casa, tengo que depender de dormir en el sofá de la casa de mi prima con menos de 100 libras a la semana (117 euros)”. Lo que quiere es un empleo a tiempo parcial o de manera eventual. No es demasiado exigente y el sector profesional le da igual. “Sería el único modo de poder ahorrar dinero no para comprar una casa, sino para alquilar una habitación en un piso compartido”.

“Ahora dependo de lo que me den en el Banco de Alimentos, de la generosidad de la gente. Cuando consigo por fin un empleo, me concentro sólo en eso”.

Tenía dinero en el banco, y ahora “mendigo limosnas”

La vida de Wendy no se la desearía a nadie, como ha señalado en la entrevista para The Sun. “Tuve una solvencia económica importante y ahora me he convertido en una abuela que mendiga limosna, esta es la cruda realidad”.

Cuando estaba en el mercado laboral, más joven, trabajó como decoradora de interiores. Ahora vive en la ciudad de Morden (Wilts) y tiene dos hijos de 50 y 46 años y una hija que murió con 40 años. 

“Me jubilé con 56 años pensé que jamás tendría que trabajar”

“Me jubilé con 56 años y pensé que no tendría que volver a trabajar ni preocuparme por el dinero, ahora todo es diferente”, señaló la mujer. “La única manera de sobrevivir es trabajar hasta morirme, sólo para poder pagar una habitación en una casa compartida, es mi objetivo para 2025, pero bueno, no me he arruinado”.

“No veo vacaciones, largas comidas o cruceros en un futuro cercano, poder jubilarme normalmente es mi objetivo”. 

Wendy forma parte de una gran lista de ciudadanos británicos mayores de 70 años que según un estudio de Retirement Villages Group está volviendo a trabajar quedándose más tiempo en trabajos a tiempo parcial o completo desde 2020.

Y para el Gobierno, por medio de la Oficina de Estadísticas, hay más personas de 50 años o superiores trabajando o buscando empleo. Unos números que no se habían visto nunca antes. 

Wendy es madre soltera y decoradora de interiores

Se casó muy joven y se divorció con 27 años. “Me convertí en madre soltera y en decoradora de interiores. Tenía mi propio negocio”. Luego, se casó de nuevo pero su marido sufrió un infarto y se quedó viuda.

Me enseñaron a trabajar duro, a ahorrar dinero y a sentirme segura y orgullosa de mi casa, tenía una con tres habitaciones y me sentía segura. Nunca dejé de trabajar”, asegura. “Sabía que cuando me retirara tendría una pensión pública”, pero no ha sido así. Se mudó a Turquía donde tuvo el accidente. Un conductor de camión que había bebido de más se la llevó por delante. “Al llegar al hospital, los médicos pensaron que estaba muerta”. 

Por eso, tuvo que pagar unos gastos muy elevados, perdiendo todos sus ahorros. “He suspendido el cobro de mi pensión hasta que me recupere y mientras intento conseguir un sueldo”. 

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