Logo de Huffpost

Un hombre de 60 años vivía en la calle sin dinero, familia ni amigos: ahora es director de una inmobiliaria y cobra miles de euros al mes

Jean Pierre vivía en la calle y no contaba con ayudas económicas de ningún tipo, pero tampoco con apoyo familiar hasta que un día, su vida cambió por completo.


Sin techo pidiendo en la calle
Un hombre sin techo en la calle, junto a su perro. |AFP
Berta F. Quintanilla
Fecha de actualización:

Un golpe de suerte cambió por completo la vida de un mendigo de 60 años que dormía en la calle porque no podía pagar una vivienda. No tenía ingresos y tampoco cobraba ninguna ayuda del Estado (ni prestación por desempleo ni similar) y como ha contado al medio RTL se veía forzado a romper las lunas de los coches para llevarse cualquier cosa de valor que hubier dentro. Hasta que un día, dos estudiantes se cruzaron en su camino. Y su vida cambió por completo, mucho mejor que ganar la Lotería.

Ahora las cosas han cambiado mucho, tiene empleo y dirige una agencia inmobiliaria gracias a la que intenta ayudar a las personas que se ven como él se vio hace pocos años. Sus condiciones económicas han dado un giro de 180 grados, y cobra más de 2.000 euros al mes. Rn Francia, el salario de un director de agencia inmobiliaria está entre los 24.000 y los 75.000 euros, como apunta la web especializada Glassdoor.

Pero, ¿cómo ha superado la etapa de ser un sin techo (sans abri, en francés) para dirigir una empresa inmobiliaria? La respuesta está en la suerte, estuvo en el lugar oportuno en el momento indicado.

Se escapó de casa junto con sus hermanos

Jean Pierre ha explicado a este medio digital francés que su infancia fue complicada. Su familia estaba desestructurada, su madre estaba constantemente deprimida y su padre era un maltratador. No comían bien y tampoco suficiente, “cuando íbamos al colegio, llevábamos los zapatos rotos y al volver veía cómo mi padre golpeaba a mi madre ya  mis hermanos”.

Ahora tiene 60 años y mucho antes tomó una de las decisiones más importantes de su vida. Se fue de casa y pidió ayuda. Los servicios sociales franceses (Agencia de Bienestar Infantil) separaron a los hermanos y les llevaron a hogares diferentes. 

Allí, la cosa fue a peor porque los educadores no les trataban bien “no sabían cómo hacerlo, no estaban a la altura”. A los 13 años entró en un centro de menores. Allí encontró cariño y apoyo por primera vez en su vida, y se dio cuenta de que quería trabajar.

Contratos temporales y empleo en una fábrica

El hombre consiguió encadenar varios contratos temporales y se hizo con un puesto de trabajo en una fábrica. Cuatro años más tarde consiguió independizarse y se marchó del albergue en el que vivía, donde le apoyaron e incluso le ayudaron a conseguir un alquiler barato. 

“Me consiguieron una habitación en el centro de Lille, me dieron una nueva oportunidad porque estaba portándome bien”. Fue al banco y abrió su primera cuenta de ahorros con el dinero que había conseguido. Pero a los 17 años empezó a salir demasiado por las noches y a malgastar el dinero. No pudo aguantar mucho esa situación y se encontró en la calle, le despidieron y no le quedaba un euro para pagar su alojamiento. 

Durante nueve meses “robaba cámaras y aparatos electrónicos en tiendas que luego revendía, compraba comida y buscaba lugares donde dormir”.

Un día, se cruzó con tres estudiantes que se lo llevaron a su casa, y estuvo viviendo con ellos durante 5 años. “Gracias a ellos logré abandonar la calle. Fue mágico, tenían calefacción, era otro mundo”.

Le animaron a realizar una carrera, como ellos. Consiguió graduarse en animación y un puesto de trabajo. Aunque se lo rifaban en las agencias de marketing, decidió cambiar le rumbo de su vida y acceder al mercado inmobiliario.

“Nunca olvidé mis orígenes y siento que debo devolver todo lo que he recibido”

Cuando decidió dedicarse al sector inmobiliario, lo hizo porque quería rehabilitar edificios para destinarlos a vivienda social. “Quiero devolver lo que he recibido y ayudar a personas con problemas, dándoles la oportunidad de que empiecen de nuevo”.

Ahora es director de varias agencias donde tiene contratados a sus propios empleados. “Nunca he olvidado mis orígenes, de dónde vengo”, señala Jean Pierre.