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Soy uno de los últimos caldereros que quedan: así es mi trabajo y lo que gano al mes

Wilfrid Jolly, de 44 años, es uno de los últimos que realizan esta profesión en su país aunque su sueldo no le da para mucho.


Wilfrid Jolly en su taller de calderería
Wilfrid Jolly en su taller de calderería |Le Figaro
Antonio Montoya
Fecha de actualización:

Como tantas otras profesiones que también se están perdiendo, la del calderero es una de las que apenas quedan profesionales ya en Europa. Este hombre es de los últimos que ejercen esta labor en Francia, que consiste en moldear el metal con un martillo para crear piezas de artesanía y decoración. Su sueldo no es muy alto a pesar de que no son muchos los que trabajan el metal allí, ya que cobra solo entre 1.500 y 1.800 euros al mes, teniendo que completar sus ingresos con un extra que consigue haciendo otros trabajos en muebles o de restauración de antigüedades.

Wilfrid Jolly tiene 44 años y es de los últimos caldereros que quedan en el país. Desde su tranquilo taller en la pequeña localidad de Tarn, entre Toulouse y Albi, modela el metal como otros modelan la arcilla. Esta artesanía manual tiene su origen en un pequeño pueblo de Bélgica, que llegó a ser famoso por su trabajo con el cobre, de ahí el nombre de la profesión que desarrolla Wilfrid.

Su profesión no es una cualquiera, sino que se trata de una artesanía que tiene miles de años. Es tan antigua que ya son muy pocos las que la practican, de hecho, según el Instituto del Saber Hacer Francés, sólo quedan unos 50 caldereros en Francia. Pero aunque pueda parecer un trabajo que se hereda de padres a hijos y en el que pocos estudian, Wilfrid sí que estudió algo relacionado, en el campo de las artes: "Tengo una formación en artes aplicadas ", que estudió en la Escuela Nacional de Artes Aplicadas y Oficios (ENSAAMA) de París.

Sus estudios lo alejaban de lo que quería hacer:  “Quiero trabajar con mis manos”

Pero a pesar de estudiar la rama de artes, esto no le acercó a la profesión de calderero, sino que más bien lo alejaban: "Tenía la sensación de desprenderme cada vez más del material para avanzar hacia el concepto. Regresé a casa de mis padres diciéndome: 'Quiero trabajar con mis manos '", explicaba.

Fue una coincidencia la que llevó a Wilfrid a conocer al maestro artesano Roland Daraspe, un orfebre cuya técnica tenía similitudes con el trabajo del cobre. En 2003, Daraspe lo aceptó como aprendiz. “Me fui con una formación principalmente teórica y algo de práctica. Era manitas, pero no imaginaba todo lo que se podía hacer con una simple lámina de metal”, cuenta Wilfrid. Tras tres años formándose, decidió establecer su propio taller. "Me tomó al menos cinco o seis años, tal vez más, para realmente comenzar a ganarme la vida con esto", reconoce.

Cómo es el trabajo de calderero

El término "dinandier" se refiere a un artesano especializado en trabajar metales no ferrosos como el cobre o el latón, especialmente para hacer objetos decorativos o utilitarios. Pero, ¿en qué consiste realmente la labor de un calderero? El nombre de la profesión proviene de Dinant, una localidad belga que fue importante por sus minas de cobre en aquella época, y hace referencia a los artesanos que manipulan chapas de metales no ferrosos, sobre todo cobre y sus aleaciones, golpeándolo con el martillo. “Partimos de una chapa metálica, no muy gruesa, de entre 0,5 y 2 milímetros. La cortamos, luego empezamos a deformarla con un martillo, utilizando distintas técnicas de martilleo ”, detalla.

En la actualidad, Wilfrid crea todo tipo de objetos, desde lámparas hasta vajillas o piezas de arte religioso. También acepta encargos especiales, como colaboraciones con artistas contemporáneos o, recientemente, la elaboración de una brújula náutica. "A menudo trabajo con objetos de alta gama porque requieren mucho tiempo para su creación ", subraya. La dedicación que necesita cada pieza depende de su dificultad: "Para un lavabo tipo fregadero, que suelo hacer, tardo unos dos días. Pero varía según la forma y el formato", señala.

Tiene un sueldo de entre 1.500 y 1.800 euros: la calderería solo es un tercio

A nivel económico, vivir exclusivamente de este oficio resulta complicado para Wilfrid, quien lleva trabajando como autónomo desde que inauguró su taller en 2006. "Mis ingresos medios son de entre 1.500 y 1.800 euros al mes; a veces más, rara vez menos" , indica. La calderería supone cerca de un tercio de su facturación, es decir, entre 500 y 600 euros mensuales. "No podría vivir solo de la artesanía del cobre. También hago muebles y un poco de restauración de objetos antiguos", añade.

La mayoría de sus clientes son personas jubiladas. “A menudo son coleccionistas que aún conocen el oficio y lo respetan”. No obstante, Wilfrid está convencido de que el cobre está mucho más presente en la vida cotidiana de lo que se cree: “Mucha gente tiene objetos hechos de cobre sin siquiera saberlo. Cuando se lo digo, se sorprenden. Ni siquiera saben que tiene ese nombre”.