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Compra un piso y tiene que pagar 200 euros por traducir las reuniones de vecinos porque casi todos hablan alemán: “me parece surrealista”

Solo tres canarios entre todos los vecinos y las reuniones de la comunidad en alemán: así es la sorprendente realidad que se ha encontrado una joven tras comprar piso en Tenerife.


Una reunión de una comunidad de vecinos
Una reunión de una comunidad de vecinos |EnvatoVivir en una comunidad de vecinos puede tener muchas ventajas, como por ejemplo poder acceder a ciertos servicios que ofrecen las zonas comunes, como piscinas o jardines. Sin embargo, también supone asumir una serie de gastos, algunos de ellos de lo
Lucía Rodríguez Ayala
Fecha de actualización:

Vivir en una comunidad de vecinos puede tener muchas ventajas, como por ejemplo poder acceder a ciertos servicios que ofrecen las zonas comunes, como piscinas o jardines. Sin embargo, también supone asumir una serie de gastos, algunos de ellos de lo más inesperados. 

Justo un gasto extra fue lo que encontró una joven de Tenerife que descubrió tras comprar una vivienda en un residencial en Tenerife, que tener vecinos alemanes le iba a salir caro. Tuvo que pagar 200 euros para poder enterarse de lo que se hablaba en las reuniones de vecinos, puesto que la mayoría de residentes eran alemanes y el idioma que se hablaba en las reuniones de la comunidad de vecinos no era el español. 

Cuando vi que se empezaba a hablar en alemán y se traducía al español me quedé flipando”, cuenta la joven al medio local ‘Atlántico Hoy’ 

Solo viven tres canarios en el edificio

Si por algo destaca el edificio residencial es porque, de sus 30 viviendas, solo hay 3 propietarios locales. “La mayoría son alemanes, polacos o rusos y hacen la temporada. Están seis meses aquí y seis fuera”, explicó la joven. El resto de propietarios, salvo algún peninsular, son extranjeros, que votaron en su día para que el alemán fuese el idioma habitual de las juntas, y el coste de la traducción, unos 200 euros por reunión, lo pagan entre todos.

La joven parece estar viviendo ahora un episodio de ‘Aquí no hay quien viva’. “A mí me parece surrealista”, insiste. “No tengo vínculo con mis vecinos, es muy difícil cambiar lo que ya había, y encima el voto cuenta según los metros cuadrados del piso. El mío tiene 74, así que poco puedo hacer”.

Con una mezcla de resignación y tristeza, reconoce que, pese a todo, con la dificultad de acceso a la vivienda que hay actualmente “Estoy en una situación de privilegio por ser joven y tener casa, pero jamás me hubiera imaginado que mis vecinos iban a ser alemanes”.