
Tom Diana lleva una década viendo cómo su patrimonio se desangra sin remedio, ya que su inquilina se niega a pagar el alquiler durante diez años y la deuda supera ya los 200.000 euros. Las consecuencias de este impago son evidentes, ya que se ha quedado sin dinero y ahora sus hijos no pueden ir a la universidad, pues ese alquiler que debía cubrir sus estudios se ha esfumado para siempre.
La historia arranca en Park Slope, uno de los barrios residenciales más codiciados de Brooklyn (Nueva York). Diana, propietario de un pequeño edificio de apartamentos, alquilaba una de sus viviendas a dos mujeres mayores, pero la muerte de una de ellas en 2016 lo cambió todo y al parecer, para mal. “Intenté llegar a un acuerdo con ella, vale, pero cada vez que intentábamos resolver algo, ella se inventaba una nueva excusa absurda”, relata el propietario, visiblemente agotado por años de litigio y promesas incumplidas.
Lejos de regularizar su situación, la inquilina dejó de abonar el alquiler por completo desde enero de 2019, es decir, que le hizo una inquiokupación. Según recoge el medio The Sun, el propietario calcula que ha perdido cada año entre 40.000 y 50.000 euros. El agujero, con el paso del tiempo, se ha hecho tan grande que ha afectado a los ingresos de su unidad familiar. “No puedo pagar la universidad de mis hijos porque esto lleva sucediendo tantos años”, lamenta Diana.
Estas viviendas se alquilan por unos 830 euros mensuales (850 dólares), muy por debajo de la media de la ciudad (el promedio en Nueva York ronda los 2.500 euros). Pero ni siquiera esa cifra ha sido suficiente como para evitar quedarse sin dinero. Al parecer, la inquilina ofreció en su momento pagar un tercio, y con semanas de retraso, pero el propietario rechazó el acuerdo parcial.
Ni la justicia puede ayudarlo la ocupación de la vivienda
Ahora, el caso lleva años atascado en los tribunales, mientras el abogado de la inquilina, asistido por Legal Services NYC, alega que el piso fue “retirado ilegalmente de la estabilización de alquiler”, un tecnicismo legal que ha permitido a la mujer esquivar el pago durante 10 años. Por otro lado, la justicia no da una solución y la administración local ni siquiera responde, a pesar de que estos conflictos van en aumento tras los cambios legislativos derivados de la pandemia.
Los documentos judiciales confirman que el alquiler nunca se pagó, pero el caso sigue abierto y ni siquiera hay certeza de que el propietario recupere una mínima parte de la deuda. El sistema legal neoyorquino está diseñado para proteger a los inquilinos, incluso cuando se acumulan años de impago. En teoría, el propietario podría reclamar el dinero a los herederos del compañero de piso fallecido, pero los trámites judiciales se eternizan y el resultado suele ser inexistente para quienes, como Diana, solo buscan justicia.