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Un padre vacía las cuentas de ahorro de sus hijos, se compra un coche y ahora el tribunal ordena que sea el banco el que lo devuelva

El Tribunal de Casación ha asestado un duro golpe a la protección del patrimonio de los menores.


Dos niños llorando
Dos niños llorando |Envato
Antonio Montoya
Fecha de actualización:

La entidad bancaria Crédit Mutuel ha sido condenada por dejar que un padre utilizara el dinero de las cuentas de ahorro de sus hijos sin el permiso de la madre y sacara grandes cantidades. El Tribunal de Casación sienta cátedra sobre la protección del patrimonio de los menores y hasta dónde se debe llegar para salvaguardar sus bienes, que con demasiada frecuencia son desposeídos antes de que alcancen la mayoría de edad.

Esto es lo que le ha ocurrido a los hijos de un hombre y una mujer que, con la edad de 6, 11 y 13 años, tenían tres cuentas de ahorro operativas a su nombre respectivamente en el banco Crédit Mutuel d'Anjou. Estas cuentas de ahorro disponían de un saldo de más de 20.000 euros

El padre primero transfirió 5.000 euros de cada cuenta de ahorro a la cuenta de su empresa y luego retiró el dinero restante mediante transferencias por internet y retiradas de efectivo en cajeros automáticos, dejando la paupérrima suma de 10 euros en las cuentas de los menores. Como rápidamente se dieron cuenta de que su propio padre era el que estaba manipulando el dinero de los hijos, tuvo que responder.

Utilizó el dinero de sus hijos para comprar un coche

Tuvo que admitir haber utilizado los fondos de sus hijos para comprar un coche a nombre de su empresa, que desde entonces está en bancarrota.

La madre demanda al banco

Al descubrir los débitos en las cuentas de sus hijos, la madre acudió al tribunal judicial (anterior Tribunal Superior) para exigir al Crédit Mutuel d'Anjou que devolviera el dinero a sus hijos, alegando que la entidad no cumplió con su deber de diligencia.

Tanto el tribunal de primera instancia como el de apelación fallaron a su favor. Sin embargo, el banco, disconforme con el fallo, presentó un recurso ante el Tribunal de Casación.

El banco alega su deber de no intervención

El banco sostiene que no es responsable del uso que el padre, administrador legal de los hijos menores, haya hecho de los fondos. Niega que las transferencias realizadas a la empresa del padre puedan considerarse indicios de apropiación indebida.

Según el banco, cumplió con su deber de no injerencia en los asuntos de sus clientes y actuó conforme a su deber de vigilancia, limitado a detectar operaciones con anomalías evidentes.

El Tribunal de Casación pone fin a una práctica habitual

Para el Tribunal de Casación, el banco incurrió en un delito o falta a un servicio contratado al no solicitar la autorización de la madre para efectuar estos actos de disposición. Las transferencias en cuestión no constituyen actos administrativos que uno de los progenitores pueda realizar válidamente en solitario. Por lo tanto, confirmó la condena al Crédit Mutuel a reembolsar a los hijos la totalidad de los intereses que la inversión habría generado hasta la fecha.

En los divorcios, es tristemente frecuente: uno de los progenitores vacía las cuentas de sus hijos menores. Los bancos lo saben bien. ¿Quién no ha oído a un padre indignado descubrir que su expareja ha dejado a los niños sin ahorros?

Algunas entidades bancarias ya exigen el consentimiento de ambos progenitores antes de autorizar movimientos en las cuentas de menores, pero la mayoría no lo hace. Bastan unas claves de acceso y un par de clics en la app bancaria para disponer de ese dinero.

El Tribunal de Casación francés ha puesto fin a esta práctica, responsabilizando directamente a los bancos. Y lo ha hecho subrayando algo esencial: el dinero depositado en una cuenta a nombre de un menor, ya provenga de donaciones, herencias, indemnizaciones o regalos, pertenece al hijo, no a sus padres.

Los jueces han recordado que los padres ejercen de forma conjunta la administración de los bienes de sus hijos. Uno de ellos puede realizar operaciones cotidianas de gestión, pero los actos de disposición (como transferencias o retiros significativos) exigen el consentimiento expreso de ambos. Esta sentencia sienta un precedente clave para proteger el patrimonio de los menores, una expoliación demasiado común y, hasta ahora, fácilmente tolerada.