Logo de Huffpost

Las personas emocionalmente inteligentes usan la ‘regla del lavavajillas’ para construir mejores relaciones y convertirse en grandes líderes

Esta norma resulta una verdadera ayuda para la memoria y permite ejercer un liderazgo inteligente desde las emociones.


Una persona metiendo los platos en el lavavajillas
Una persona metiendo los platos en el lavavajillas |Envato
Antonio Montoya
Fecha de actualización:

Me quedé mirando el lavavajillas con cara de perplejo. No entendía por qué mi esposa ponía los platos delante de las tazas. Yo siempre los ponía atrás, donde encajaban tan bien. 

—Mira, estas ranuras son más estrechas, así que encajan perfectamente aquí —explicó mi esposa con calma—. Y luego puedes poner tazones aquí y tazas aquí.

“Qué locura”, pensé.

Aunque mi esposa y yo tenemos formas completamente diferentes de llenar el lavavajillas —ni hablar del debate sobre si el mango de los cubiertos está hacia arriba o hacia abajo—, he aprendido una lección importante en nuestros 17 años de matrimonio. Cómo se llena el lavavajillas no es tan importante. Al fin y al cabo, quien lave los platos, siempre quedan limpios.

Así explica el experto Justin Bariso cómo llegó a la conclusión que define la famosa ‘regla del lavavajillas’: Hay más de una forma de cargar un lavavajillas. Es decir, que no importa tanto la forma de poner el lavavajillas, sino el hecho de hacerlo, enseñando además que hay que ser ‘abierto de mente’ para comprender diferentes posturas de encarar la vida.

Más que una cuestión de orden, esta máxima se ha convertido en una herramienta para practicar la inteligencia emocional, una habilidad cada vez más valorada en el entorno profesional y personal.

Comprender antes que imponer

Durante sus 17 años de matrimonio, Bariso aprendió que no siempre se trata de quién tiene razón, sino de aceptar que otros pueden hacer las cosas de forma distinta y que eso no las hace incorrectas. Esta mentalidad, según explica, es esencial para fomentar la empatía y la flexibilidad en las relaciones interpersonales.

La inteligencia emocional implica gestionar nuestras emociones y comprender las de los demás, y una parte clave de ello es reconocer por qué nos aferramos tanto a nuestras propias formas de hacer las cosas. Muchas veces, este apego responde a patrones de personalidad —como los descritos en el modelo OCEAN: apertura, conciencia, extraversión, amabilidad y neuroticismo— y a hábitos adquiridos a través de recompensas repetidas.

Aplicación práctica en el liderazgo

Esta regla no se queda en el ámbito doméstico. En entornos laborales, permitir que los demás trabajen a su manera —siempre que los resultados sean positivos— fomenta la confianza, la seguridad psicológica y la creatividad. Dejar de microgestionar y aceptar diferentes métodos puede ser una forma poderosa de ejercer un liderazgo más humano y efectivo.

Tal y como indica Bariso, "cuando recuerdas dar libertad y espacio a los demás, reconoces que no está mal hacer las cosas de otra manera". En realidad, puede ser incluso beneficioso, pues genera un entorno de trabajo más colaborativo y resiliente.

Cómo nos ayuda la inteligencia emocional en nuestro día a día

En un contexto laboral cada vez más diverso y globalizado, las habilidades blandas como la inteligencia emocional se han vuelto críticas. Según un informe de LinkedIn Learning, el 89% de los responsables de RR.HH. considera que la falta de estas competencias es uno de los principales motivos por los que un nuevo empleado fracasa.

Además, la capacidad de adaptarse y de fomentar un entorno empático influye directamente en el bienestar del equipo y en su rendimiento.

La “regla del lavavajillas” es mucho más que una metáfora doméstica. Es un recordatorio práctico de que, en la vida y en el trabajo, la flexibilidad y el respeto por otras perspectivas pueden marcar la diferencia entre una relación tensa y una colaboración productiva. Entender que no todo tiene que ser como nosotros queremos y que existen otras vías para llegar al mismo destino puede ayudarnos de cara al futuro y a crear relaciones fuertes.