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He estudiado a más de 200 niños: cómo es el “nuevo estilo de crianza” para formar niños altamente exitosos

La confianza, la seguridad emocional o el papel de los padres en su vida son pilares fundamentales en este modelo de crianza.


Un niño feliz en el campo
Un niño feliz en el campo |Envato
Antonio Montoya
Fecha de actualización:

Los tiempos han cambiado y la forma de criar a los niños también. Si ya la forma en que nos criaron a nosotros era diferente al modelo de crianza que recibieron nuestros padres de parte de nuestro abuelos, el de nuestros hijos comparado al nuestro no tiene nada que ver. Las nuevas tecnologías y el cambio en las necesidades actuales de los más pequeños han propiciado que aparezcan nuevos estilos de crianza.

El objetivo: mejorar la educación para los hijos y dotarles de unas bases sólidas y seguras que les pueda permitir en un futuro afrontar los problemas a lo que se enfrentarán. En este sentido, Reem Raouda, una especialista estadounidense en crianza consciente, explicó en un artículo en CNBC que la crianza emocionalmente segura es un enfoque innovador que prioriza la seguridad emocional por encima de la disciplina estricta o la permisividad.

Digamos que el nuevo modelo de crianza ‘pasa’ de los modelos más estrictos de crianza que existían en el pasado y de los más permisivos correspondientes a tiempos actuales, para centrarse en la seguridad emocional.

Una forma de educar que combina firmeza y límites, en un marco de amor y seguridad. Ese modelo inspiró a Raouda para escribir en CNBC un artículo que empezaba con el título: “He estudiado a más de 200 niños y el nuevo estilo de crianza número uno para educar niños altamente exitosos funciona mejor que el resto”.

El nuevo método de crianza no es permisivo ni autoritario

El modelo de crianza que propone Raouda se basa en la sintonía emocional, la autoconciencia y la sanación interior. Nada que ver con ser más estrictos o más permisivos. La experta lo explica así: “¿Y si criar hijos exitosos no se trata de ser estrictos o blandos? ¿Y si la respuesta es crear un ambiente seguro? Tras años estudiando más de 200 relaciones entre padres e hijos, y practicando hábitos saludables con mi propio hijo, he visto de primera mano qué ayuda a los niños a prosperar... y qué los frena silenciosamente. Por eso desarrollé un nuevo marco de crianza, uno que creo que funciona mejor que el resto, basado en lo que los niños más necesitan pero rara vez reciben: seguridad emocional”.

Raouda tiene la receta para que los padres sean mejores figuras paternas y para crear esa seguridad emocional en sus hijos: “Enseño a los padres no solo a gestionar el comportamiento de sus hijos, sino también a ayudarlos a desarrollar resiliencia emocional, confianza y conexión mediante conversaciones abiertas y honestas”.

¿Qué es la crianza emocionalmente segura?

Según la especialista Reem Raouda, la crianza emocionalmente segura se asemeja a la crianza autoritaria en cuanto a la necesidad de establecer límites claros y fomentar la autonomía. Sin embargo, se distingue por su enfoque en aceptar las emociones de los niños sin apresurarse a corregirlas o minimizarlas. Los padres que adoptan este estilo responden a las emociones de sus hijos sin avergonzarlos, evitando frases que puedan menospreciarlos o culparlos, incluso si esas fueron las respuestas con las que ellos mismos crecieron.

Una característica clave de esta crianza es interpretar el "mal" comportamiento de los niños (como gritar, responder con gritos o golpear a un hermano) como señales de estrés, no como actos de desafío.

Además, los padres emocionalmente seguros asumen la responsabilidad después de los conflictos, pidiendo disculpas y reconectando con sus hijos en lugar de castigarlos o retirarse.

Raouda recomienda: “Lideran con autoridad tranquila y firme, manteniendo límites sin miedo y acogiendo incluso las emociones más intensas con compasión y claridad”.

Cómo practicar una crianza emocionalmente segura

1. Realizar un trabajo interior

Raouda enfatiza que la crianza emocionalmente segura comienza con el adulto: “La crianza emocionalmente segura empieza con el adulto, no con el niño. Acostúmbrate a reflexionar sobre cómo tu propia infancia y tus desencadenantes emocionales influyen en tus reacciones hoy”.

2. Interpretar la mala conducta como una forma de comunicación

En lugar de ver la mala conducta como una falta de respeto, se debe entender como una solicitud de apoyo, no de castigo. Raouda sugiere: “Pregúntese: ‘¿Qué intenta decirme su comportamiento?’ en lugar de: ‘¿Cómo puedo detener esto?’”

3. Establecer límites con empatía

Raouda lo explica así: “Los límites son necesarios, pero no hay que imponerlos con miedo ni vergüenza. Los padres emocionalmente seguros mantienen límites firmes y una conexión emocional”.

La psicóloga Maritchu Seitún añade: “El límite requiere una maternidad o una paternidad muy activa. Pero es importante justamente para constituir una personalidad que después no se choque con un mundo que te pone límites a su manera”.

En este sentido, subraya que los límites no deben asociarse con castigo o enojo, sino con una guía amorosa que brinda seguridad al niño.

4. Evitar la vergüenza

En lugar de culpar o aislarse, los padres deben reconectar con sus hijos después de momentos difíciles, mostrando que el conflicto no tiene por qué llevar a la vergüenza ni a la desconexión. Raouda recomienda: “Tomemos algunas respiraciones profundas juntos, luego podremos hablar sobre lo que sucedió”.

5. Comunicación como elemento central

Raouda destaca que la forma en que los padres hablan a sus hijos se convierte en la forma en que los niños se hablan a sí mismos. Los padres emocionalmente seguros son conscientes de que su tono, palabras y reacciones influyen en cómo sus hijos se ven a sí mismos, especialmente en momentos difíciles. Usar un tono tranquilo y respetuoso, validar los sentimientos de los niños y asegurarles que siempre estarán ahí para ellos son prácticas recomendadas por la experta.

Beneficios de la crianza emocionalmente segura

Adoptar este enfoque de crianza tiene múltiples beneficios:

  • Desarrollo de la resiliencia: Los niños aprenden a enfrentar y superar desafíos emocionales.
  • Mejora en la autoestima: Al sentirse comprendidos y aceptados, los niños desarrollan una imagen positiva de sí mismos.
  • Fortalecimiento del vínculo padre-hijo: La empatía y la comunicación abierta refuerzan la relación familiar.
  • Fomento de la inteligencia emocional: Los niños aprenden a identificar, expresar y manejar sus emociones de manera saludable

Implementar la crianza emocionalmente segura no solo beneficia a los niños en su desarrollo emocional y social, sino que también crea un ambiente familiar más armonioso y comprensivo.