Con la llegada del final de año, es habitual que algunos empleados cobren un salario menor en sus nóminas de noviembre y diciembre respecto al resto del año. Esto se debe a la regularización del IRPF que las empresas realizan sobre sus trabajadores. Aunque no es obligatorio, este ajuste busca adelantar dinero para la próxima la declaración de la renta, evitando que en el momento de presentar el borrador (si estamos obligados) esta nos salga a pagar, es decir, que tengamos que darle más dinero a Hacienda.
El Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) es un tributo que se calcula en función de las circunstancias personales y familiares de cada contribuyente, y se rige por los principios de igualdad, generalidad y progresividad, tal y como establece la Ley 35/2006 del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y el Real Decreto 439/2007, que aprueba su reglamento.
En el caso de los trabajadores, este impuesto se descuenta de la nómina y puede variar según el salario, las circunstancias personales o familiares, y el tipo de contrato, ya sea temporal o indefinido.
Regularización del IRPF
A lo largo del año, se calculan unas retenciones en base a la información inicial proporcionada por el empleado, como su salario, tipo de contrato y circunstancias personales. A medida que va avanzando el año, esas previsiones pueden variar, por lo que las empresas buscan corregir antes del cierre fiscal.
Entre las principales razones se encuentra, por ejemplo, que en los contratos con una duración inferior a año, la ley permite aplicar un la ley permite aplicar una retención mínima del 2%. Si luego este contrato se prolonga o cambia a contrato indefinido las retenciones deberán ajustarse para reflejar esos ingresos reales.
Por otro lado, puede ocurrir que por bonificaciones, pagas extras u otros ingresos no previstos inicialmente que puedan modificar la base imponible, sea necesario hacer un ajuste en el IRPF. También, en el caso de tener haber cambiado de trabajo o haber recibido ingresos de otras fuentes, puede ser necesario ajustar las retenciones para evitar discrepancias con Hacienda.
Por ello, si al llegar el final del año la tributación está por debajo del mínimo requerido, las empresas suelen realizar una regularización del IRPF durante los meses de noviembre y diciembre (en algunos casos, solo en uno de estos meses). El objetivo de esta medida es que, al sumar las retenciones aplicadas a lo largo del año, el IRPF quede ajustado a los ingresos anuales del trabajador.
Qué puede hacer el trabajador
Aunque los ajustes de IRPF son responsabilidad de la empresa, los empleados si quieren también pueden tomar medidas para ajustar sus IRPF en función de los ingresos. Una acción es, por ejemplo, comunicar a la empresa cualquier cambio personal o familiar relevante que pueda influir en el cálculo de las retenciones, como el nacimiento de un hijo, el cuidado de un ascendiente mayor de 65 años o el reconocimiento de una discapacidad superior al 33%.
Para informar de estos cambios, hay que cumplimentar y presentar Modelo 145 de Hacienda. Por otro lado, si se prevé un aumento en los ingresos anuales o se han recibido ingresos de otro trabajo, es posible informar a la empresa para que esta aplique un porcentaje mayor de IRPF, con el fin de ajustar el IRPF.
Otra recomendación útil es revisar las nóminas periódicamente para asegurarse de que las retenciones aplicadas son coherentes con los ingresos y la situación fiscal del trabajador.
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