
Los trabajadores del Servicio Internacional de la oficina de la Agencia EFE en Oriente Medio, con sede en El Cairo, han denunciado públicamente el “grave deterioro” de sus condiciones laborales. Una situación que, según han asegurado en un comunicado, la dirección de la empresa “sigue ignorando” pese a sus reiteradas peticiones de diálogo.
Entrando en estas condiciones, han explicado que desde abril sus sueldos se han visto reducidos hasta un 27,5 %, tras empezar a asumir “unas retenciones fiscales que EFE nunca aplicó antes”. Esto, indican, les deja con salarios que no alcanzan los 1.000 euros netos mensuales, sin cotización en España, sin pagas extra, “y con un nivel de precariedad incompatible con la labor que desempeñamos”.
En este sentido, se trata de un equipo que realiza su cobertura informativa desde algunas de las regiones más complejas del mundo: Gaza, Siria, Yemen, Sudán, Líbano, Irak… “cubriendo conflictos, guerras y crisis humanitarias con rigor y compromiso”. Sin embargo, apuntan que este trabajo “no ha sido reconocido” y acumulan “promesas rotas, nulas revisiones salariales, y gastos como visados o permisos de residencia que corren por nuestra cuenta”. De hecho, una propia corresponsal de EFE ha querido compartirlo a través de su perfil de LinkedIn:
“No somos trabajadores de segunda”
La plantilla de EFE en Oriente Medio asegura que, durante años, advirtieron a la agencia de noticias del error legal en la gestión de su situación fiscal en Egipto. Y que la misma ha decidido resolverlo “trasladando todo el impacto económico sobre nosotros, sin consulta ni compensación”.
Ante esto, han enviado tres comunicaciones formales a la dirección, pero no han obtenido una “respuesta efectiva”. Por ello, tras agotar todas las vías internas, se han visto obligados, desde este 1 de julio, “a aplicar medidas en respuesta a la falta de solución por parte de la dirección”.
Unas decisiones que afectarán, según han detallado, a la cobertura informativa en los 14 países que están bajo su responsabilidad: Egipto, Sudán, Sudán del Sur, Líbano, Siria, Jordania, Arabia Saudí, Yemen, Omán, Kuwait, Baréin, Emiratos Árabes Unidos, Irak y Catar.
“No somos trabajadores de segunda. Exigimos respeto, condiciones dignas y una respuesta urgente por parte de EFE y su accionista, la SEPI”, han concluido, añadiendo que “queremos seguir haciendo nuestro trabajo, pero no a cualquier precio”.