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Una pareja de jubilados compran su primera vivienda con 81 y 86 años: “A nuestra edad, la gente pensaba que estábamos locos”

Habían vividoen viviendas sociales durante más de 20 años hasta que decidieron dar el salto y comprar una vivienda. “Mientras otros entran en residencias, nosotros nos regalamos una”, bromean.


pareja ancianos
Benoît y Dominique Sagona casi habían renunciado a tener una vivienda propia. Pero la pareja octogenaria finalmente dio el paso |Envato
Francisco Miralles
Fecha de actualización:

Nunca es tarde si la dicha es buena. En la ciudad francesa de Besançon, Benoît y Dominique Sagona han protagonizado una historia poco habitual. A los 86 y 81 años respectivamente, esta pareja de jubilados han comprado su primer piso. Tras más de veinte años viviendo en una vivienda social del barrio Combe Saragosse, la pareja de pensionistas tomó la decisión de comprar su primera propiedad propia gracias al impulso de su hijo menor. “El día 11 de junio nos entregan las llaves y el día 12 nos vamos”, contaba Dominique emocionada, rodeada de cajas ya preparadas para la mudanza.

Según cuenta en una entrevista al medio, Franceinfo, la chispa surgió cuando uno de sus nietos inició un proyecto inmobiliario y compartió con ellos sus avances. “Nos contó su investigación y, al ver los precios de los apartamentos, nos dijimos: ¡no estamos lejos! Con un poco de ayuda, ¡podemos lograrlo!”, recordó Benoît. La clave estuvo en una llamada a su hijo menor, informático en Suiza, que no dudó en completar el dinero que les faltaba: “Adelante, me dijo mi hijo. Te sigo, traigo lo que falta. Mamá, nos ayudaste mucho, es justo que nosotros también hagamos lo mismo. ¡Cuando hablo de ello, todavía se me pone la piel de gallina!”, confesó Dominique.

El nuevo hogar, un piso de 93 metros cuadrados con ascensor y dos plazas de garaje, se encuentra a pocas calles del que ha sido su domicilio durante años. “Este apartamento fue hecho para nosotros”, aseguró Benoît. La propiedad será compartida: “Somos co-compradores: 80% para nosotros y 20% para él”, explicó el jubilado.

Dos jubilados firmando la hipoteca de su vivenda
Dos jubilados firmando la hipoteca de su vivenda | Foto: Envato

Una vida de trabajo, esfuerzo y una segunda oportunidad

La pareja se conoció en Túnez siendo muy jóvenes y formó una familia tras trasladarse a Francia en 1961. Benoît trabajó en la industria metalúrgica y Dominique se ocupó de la crianza y, más tarde, trabajó en un hipermercado. “Nunca nos privamos realmente de tener una casa. Me dije: ¡quizás a los 60 años estaré muerto y no me habré privado de nada! Y al parecer me equivoqué en el diagnóstico, porque ya han pasado 15 años y sigo aquí”, relató entre risas el propio Benoît.

Pese a una vida marcada por la prudencia financiera, esta compra representa para ellos un símbolo de plenitud. “La culminación de nuestra vida en común”, dijeron, tras superar incluso una mala experiencia anterior con una pequeña casa en Valras (Hérault) que vendieron tras cuatro años.

Ahora, afrontan esta nueva etapa con ilusión: han asistido a su primera junta de vecinos y planean participar en la fiesta del barrio antes de instalarse oficialmente. Dominique resumió su visión con una frase que encierra el espíritu de la historia: “Nunca hay que perder la esperanza”.