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Una anciana de 76 años sin ingresos tiene que volver a trabajar en un supermercado "no tengo pensión de jubilación por mi culpa"

La mujer jubilada aunque sin haber cotizado apenas a la Seguridad Social cobra 43 euros cada vez que vende muestras y pequeños productos en un mercado local.


Manos contando dinero.
Manos de una anciana contando dinero. |Canva
Berta F. Quintanilla
Fecha de actualización:

Una anciana de 76 años sin derecho a cobrar pensión de jubilación, al no haber cotizado a la Seguridad Social, tiene que volver a trabajar vendiendo pequeñas muestras y verduras. Acude todos los sábados a un mercado local donde ofrece a los clientes sus productos y consigue un sueldo de 43 euros (50 dólares). Sigue sin ser demasiado si se tiene en cuenta el coste de la vida y el precio de los alimentos, pero por lo menos, es un impulso para que esta mujer consiga salir adelante.

Ella necesita el dinero, como explica a la periodista que la entrevistó del periódico Atlantic, a la que contó que aunque ha trabajado mucho, no cotizó a la Seguridad Social todo el tiempo que debía. Se siente culpable porque, en su momento, tendría que haber reclamado a sus jefes un contrato de trabajo legal. El motivo, asegura, es que en muchas de las empresas en las que estuvo no consiguió un empleo estable y ni siquiera firmó un contrato.

Su vida laboral ha sido muy variada pero ahora no tiene una pensión de jubilación con la que cubrir los gastos básicos. Tiene que sobrevivir de alguna forma, y eso la ha llevado a regresar al mercado de trabajo. “He vuelto a ser una mujer trabajadora”, declara convencida.

Vive en un bloque de apartamentos para personas mayores en el Inland Empire de California. Allí enumera la cantidad de puestos de trabajo que ha cubierto: de limpiadora, teleoperadora, asistente de salud a domicilio, bibliotecaria o recaudadora de impuestos. “Aún así, no he tenido ningún empleo estable que cotizara a la Seguridad Social”.

Cobra 800 euros de una prestación para personas sin ingresos

A pesar de que tiene que trabajar para poder sobrevivir, la mujer de 76 años recibía una pensión de 915 euros al mes (804,51 euros) del Seguro Social y del Ingreso de Seguridad Suplementario (SSI), una ayuda económica que Estados Unidos concede a las personas con los ingresos más bajos. 

Antes vivía con una compañera de piso, pero ahora está sola porque su amiga ha muerto. En total, gasta 914 euros en su vivienda lo que ha llevado a una gran acumulación de deudas en su tarjeta de crédito. “No puedo pagar la comida y tengo que ir a la iglesia, a un banco de alimentos”.

Cada vez hay más personas en esta situación, en Estados Unidos. Atendiendo a la cantidad de jubilados que tienen que volver a trabajar, se pueden sacar una serie de conclusiones como que el coste de la vida sigue subiendo y la generación de los baby Boomers han alcanzado la edad de jubilación sin tener bastantes ahorros. 

El médico no es gratis en Estados Unidos

El coste de la vivienda y de la consulta del médico son dos de los pilares con los que deben luchar Gordon y miles de jubilados americanos. Allí, la visita al médico hay que pagarla y una mujer de 80 años como media tiene que gastar una media de 8.400 dólares en medicina cada año (7.385 euros) incluso cuando se tiene la cobertura de Medicare.

El cambio de siglo y el aumento de la inflación ha hecho que muchas personas mayores de 70 años no tengan las mismas facilidades que sus antecesores. Tampoco han invertido lo suficiente para vivir, y la media de ahorro es de 15.000 dólares (13.188 euros) según el Instituto Nacional de Seguridad en la Jubilación.

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