Logo de Huffpost

Descubre que su marido, adicto al juego, hipotecó la casa familiar sin su consentimiento, engañando al notario y al banco

A través de una notificación de embargo del banco, la mujer de 52 años descubrió que su marido había hipotecado su casa durante más de 2 décadas e iban a perderla.


Mujer preocupada leyendo documento
Mujer preocupada leyendo documento |Envato
Lucía Rodríguez Ayala
Fecha de actualización:

Firmar una hipoteca es una de las decisiones financieras más importantes en la vida de las personas, que muchas veces se hace en pareja. Aunque lo habitual es firmarla para comprar una casa, también es posible hipotecar una vivienda que ya se tiene para conseguir fondos, y si es una vivienda propiedad de una pareja, para hacerlo ambos deben estar de acuerdo. Aunque en ocasiones la realidad no es así, tal y como demuestra el caso de esta mujer, que descubrió que su marido había hipotecado la casa familiar a sus espaldas.

Claire, de 52 años y residente a las afueras de París, descubrió en 2020 que su marido había hipotecado su casa familiar sin su conocimiento, engañando tanto al notario como al banco, tal y como recoge el medio francés ‘Figaro Inmobilier’. Y no fue consciente de la nueva situación de su vivienda hasta que recibió una orden de embargo por impago, a través de la que se iniciaba el proceso por el que podía perder la casa en la que había vivido junto a su marido durante 2 décadas. 

El banco le notificó que la vivienda estaba hipotecada y que comenzaba un procedimiento para subastar la propiedad. Claire y su esposo estaban casados en régimen de gananciales, algo que exige el consentimiento de ambos para disponer de la vivienda principal. Sin embargo, su marido, adicto al juego y con deudas crecientes, consiguió en 2014 una hipoteca de 120.000 euros poniendo la casa como aval, sin informar a su esposa.

Engañó a la notaría y al banco para poder hipotecar la casa

Como se ha dicho para poder hipotecar una vivienda familiar cuando se está casado en gananciales en Francia, es necesario el consentimiento de los dos cónyuges, al igual que pasa en España, por lo que el marido declaró falsamente que se trataba de una segunda residencia, eludiendo así los controles habituales del notario y del banco, que no verificaron adecuadamente la situación. 

Según Coralie Daven, exnotaria y experta legal, declara en el medio, el notario debería haber exigido un justificante de domicilio y la presencia de ambos cónyuges para firmar la operación, dado que la ley francesa prohíbe hipotecar la vivienda familiar sin el consentimiento expreso del otro miembro de la pareja.

Ante la amenaza de embargo, Claire acudió de inmediato a la justicia solicitando la nulidad de la hipoteca por ausencia de consentimiento. Aunque el banco alegó desconocimiento, el tribunal determinó que la protección de la vivienda familiar es irrenunciable y de orden público, por lo que anuló la hipoteca y suspendió el embargo. No obstante, la deuda contraída por su marido siguió vigente.

Pese a la traición de la confianza, Claire optó por perdonar a su marido, quien inició tratamiento para su adicción al juego, y la pareja acordó con el banco una prórroga para vender la propiedad, evitando así la subasta judicial. Menos de un año después, lograron vender la casa por 430.000 euros, cantidad suficiente para liquidar la deuda y mudarse juntos al sur de Francia en busca de una nueva vida.