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Sanidad ordena el fin del vapeo en las terrazas españolas y Reino Unido desmonta el plan con tres contundentes palabras

El Gobierno endurece la ley con el argumento de la “evidencia”, pese a que países como Reino Unido y la propia CNMC ven en el vapeo una herramienta eficaz para abandonar el tabaco.


La ministra de Sanidad, Mónica García
La ministra de Sanidad, Mónica García |EFE
Francisco Miralles
Fecha de actualización:

El Ministerio de Sanidad ha lanzado el golpe más duro contra el vapeo en España justo cuando, en países como Reino Unido, las autoridades sanitarias presumen de todo lo contrario. Allí, vapear no solo está regulado, sino que se promueve desde el sistema de salud como “una de las formas más eficaces de dejar de fumar”, según la propia NHS.

Pero en España, la nueva Ley Antitabaco cierra la última puerta legal a los vapeadores y los equipara al tabaco tradicional, prohibiendo su uso en terrazas, patios y piscinas. La ministra de Sanidad, Mónica García, lo justificó en el Congreso diciendo que “no existe el tabaco saludable. No hay evidencia científica de que los dispositivos alternativos reduzcan la adicción al tabaquismo”.

La afirmación de García choca de frente con la posición británica, que tras revisar la evidencia internacional concluye que “vapear representa una pequeña fracción de los riesgos de fumar” y que los vapeadores de nicotina “son más eficaces para dejar de fumar que los parches o la goma de mascar”. En Reino Unido, las autoridades subrayan que la nicotina, aunque adictiva, no es la responsable del daño grave del tabaco y que los productos de vapeo están sujetos a una estricta regulación.

Mitos del vapeo que desmonta Sanidad en Reino Unido

De hecho, la web oficial del sistema de salud británico (NHS) desmonta punto por punto los principales mitos que circulan sobre el vapeo. Entre ellos, destacan:

  • “Vapear es tan dañino como fumar”: falso, según la NHS. Vapear “representa solo una fracción mínima del riesgo” de fumar.
  • “La nicotina es la responsable del daño”: el daño lo causan los otros químicos del tabaco, no la nicotina, que se usa de forma segura en tratamientos para dejar de fumar.
  • “Vapear no ayuda a dejar de fumar”: el organismo británico insiste en que los vapeadores de nicotina son más eficaces que los parches o la goma.
  • “Pasarse al vapeo es cambiar una adicción por otra”: aunque sigue habiendo adicción, la exposición a toxinas es muy inferior.
  • “Los vapeadores no están regulados”: la NHS recuerda que en Reino Unido todos los productos están sometidos a un estricto control de calidad y seguridad.
  • “El vapeo causa el ‘pulmón de las palomitas’ o daña a los que te rodean”: el informe oficial recalca que no hay evidencia de daño a terceros y que el componente que causó esa enfermedad está prohibido en los líquidos regulados.

Media Europa en desacuerdo

El choque no se queda en la retórica. Hasta seis países europeos han frenado la ley española en Bruselas, alertando de que podría romper el mercado único al imponer restricciones más duras que las europeas. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) va más allá y cuestiona abiertamente que la ley tenga base científica suficiente, advirtiendo además del impacto económico para un sector que en Reino Unido cuenta con el respaldo de la sanidad pública.

Mientras tanto, el Ministerio de Sanidad sigue sin ofrecer cifras claras: no detalla cuántos usuarios se verán afectados, ni cómo prevé controlar el cumplimiento de la nueva normativa, ni qué impacto espera en la reducción real del tabaquismo. La industria, por su parte, ya ha activado su maquinaria para frenar lo que consideran un “golpe mortal” a un mercado legal y regulado que da servicio a miles de personas que intentan dejar el tabaco.