
Conciliar la vida familiar y laboral no es una tarea fácil, los padres y madres dedican muchas horas al trabajo y a veces se complica dedicar a la familia y los hijos el tiempo que necesitan. Para ello son muchas parejas las que recurren a abuelos o niñeras, y en el caso de Rebecca y su marido invierten en ello una buena suma cada mes, gastan 7.000 euros al mes en dos niñeras para poder seguir trabajando.
Ella lo explica claro en una entrevista al medio alemán ‘WirtschaftsWoche’, “La mayor mentira es que podemos llegar a todo si nos organizamos bien”. Rebecca tiene 33 años y es inversora de capital riesgo. Su marido, Ben, de 35, es empresario en el sector tecnológico y está montando su cuarta startup en el mundo de la inteligencia artificial. Viven en una zona rural del país, y en su vida hay muchas horas de avión. Ella trabaja desde Londres, él desde Berlín, y entre los dos suman semanas laborales de hasta 80 horas.
Con dos hijas de 22 meses y 3 meses, para la pareja no tener ayuda sería imposible. Así tomaron la decisión de contratar dos niñeras a tiempo completo que viven en su casa y, además, una persona de la limpieza. “Queríamos seguir con nuestra carrera profesional, y mirándolo fríamente, el único modelo que funciona, sin perder la cabeza ni matarse a discutir, es tener a alguien siempre en casa”, cuenta Rebecca. “Si no lo tuviéramos, acabaríamos discutiendo sobre quién debe quedarse en casa o quién cedió la última vez”, añade.
El día a día de una familia poco convencional
Su día a día es un frenesí, uno viaja de martes a jueves y el otro de lunes a miércoles, para asegurarse de que siempre hay uno de los dos en casa. Se encargan de las niñas por la mañana hasta las 7:30, hora en la que las niñeras les dan el relevo. La mayor va a la guardería y la pequeña se queda en casa con las cuidadoras. Por la tarde, intentan tener tiempo para estar juntos y cenar en familia, pero, confiesan que el trabajo manda.
Rebecca no se escandaliza, por el hecho de que sus hijas puedan encariñarse más con las niñeras que con ellos mismos, al contrario que “Mis hijas tienen a otra mujer en su vida, a la que ven como a una madre, con un vínculo tan fuerte como el que tienen conmigo. Intento celebrarlo. Es un regalo que alguien pueda darles cariño y amor cuando yo no puedo”.
Aunque no todo el mundo dispone de los medios necesarios para gastar 7.000 euros en niñeras para el cuidado de sus hijos, ella asegura que es un dinero bien invertido. “Hay gente que gasta lo mismo en bolsos de marca, vacaciones exclusivas o coches caros. Yo prefiero invertir ese dinero en una atención infantil fiable. Invertir en cuidados es invertir en tu propio futuro”.
La presión de ser una “madre perfecta”
Aunque nadie se atreve a decírselo a la cara, Rebecca asegura saber que muchos no entienden su modelo de crianza. “En la sociedad aún no se acepta del todo que una madre trabaje tanto. Quienes más lo entienden suelen ser personas de culturas asiáticas, donde crecer con niñera es lo normal. Pero también he tenido que escuchar cosas en mi familia: para mi madre, los niños necesitan a su madre en casa durante tres años”.
En este sentido, explica con sinceridad que “la mayor mentira es que podemos llegar a todo si nos organizamos bien con los horarios de la guardería y la oficina. En mi trabajo eso es imposible. Si tuviera que recoger a mi hija cada vez que se pone enferma, mi equipo tendría razón en no considerarme fiable”.
Por otro lado, explica que la presión de ser “madre perfecta” y tener una carrera brillante es una trampa y es que “quien crea que puede compaginar dos trabajos a tiempo completo –crianza y carrera– no entiende cómo funciona el tiempo o ignora la realidad: 24 horas no dan para tanto”.
La mayor responsabilidad recae sobre ella
Pese a que la pareja reparte las tareas y cuidados de la casa y las hijas, para Rebecca la realidad es que este reparto no es del “50/50” como piensa su marido. “Si hablamos del tiempo real con las niñas, yo hago algo más, digamos un 60-40. Además, asumo mucho más la carga mental: ropa, citas, regalos, toda la organización”.
Admite además que de momento no tienen tiempo para dedicarse a ellos como pareja. “Hemos decidido conscientemente renunciar, de momento, a vacaciones, hobbies y también a la vida social”.