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El motivo por el que nos rascamos según la ciencia

Cuando algo nos pica mucho en la piel tendemos a rascarnos, a veces con demasiada fuerza. Aunque en ocasiones nos puede generar más lesión, en otros puede estimular nuestras defensas 


Una mujer se rasca el brazo.
¿Por qué nos rascamos? Así lo explica la ciencia |Canva
Eva Gómez Núñez
Fecha de actualización:

Comienza a sentirse el picor. Nos queremos resistir, pero una parte de nosotros solo quiere rascarse y rascarse sin parar y acabamos cayendo en la tentación del picor, del agobio que nos llega a producir esa sensación.  Y ya no hay vuelta atrás. Cuando nos rascamos sentimos una sensación de alivio, pero a veces es peor el remedio que la enfermedad. O eso se creía hasta ahora. La revista Science lo tiene claro: por un lado, el rascarse sin control nos puede generar una inflamación en la piel, pero, por otro lado, esa sensación de alivio altera nuestras defensas inmunitarias y las estimula en el lugar donde se genera el picor.  

Según los científicos, cuando nos rascamos activamos las defensas en nuestra piel frente a los agresores externos que actúan en esa zona inflamada. Así queda claro que rascarnos también puede generar una sensación positiva en nosotros, de satisfacción, de ahí que no podamos parar de rascarnos: a mayor picor, más placer. 

La fricción del contacto de nuestros dedos en la piel que pica genera una sensación placentera. Sobre este asunto ha dictado sentencia la Universidad de Pittsburg, desde el departamento de Dermatología: “se sugiere que hay una razón evolutiva detrás de este comportamiento al proporcionar algún tipo de beneficio”. 

Los beneficios de rascarse 

Lo hacemos prácticamente sin pensar. Nos pica y nos rascamos, sobre todo cuando nos pican esos molestos mosquitos, pero también si tenemos dermatitis: “Sucumbir al impulso, a menudo irresistible, de rascarse desencadena una mayor inflamación que empeora los síntomas y ralentiza la curación de hasta un 6% de la población que la sufre”. Por lo que no te resistas: si te pica, ráscate. 

Además, también afecta a la microbiota de forma positiva, en el conjunto de esos microorganismos que habitan en nuestro cuerpo de forma natural. Así se asientan las bases del conocimiento para ayudar a las personas que sufren picor de forma crónica. 

¿Pero qué pasa cuando nos rascamos? Al rascarse se activan los mastocitos, células que se encuentran en distintos tejidos, que impulsan la inflamación y el picor constante. Los científicos hallaron que estos microorganismos también pueden ser beneficiosos para alejar algunas bacterias de la piel. Por lo cual, rascarse no está del todo mal, siempre y cuando no empeore los síntomas de alguna afección.  

¿Cómo se realizó el estudio? 

Uno de los estudios más innovadores en este aspecto lo han desarrollado desde Estados Unidos. Aunque el estudio se ha llevado a cabo en las orejas de ratones y ratas normales, piensan que en los humanos se desarrolla de la misma forma. Para ello se usaron alérgenos inductores de picor para inducir síntomas similares a los del eccema en las orejas de ratones normales y de aquellos otros a los que no les pica porque carecen de la neurona sensora del picor, afirman desde el estudio. 

Con algunos alérgenos inductores de picor se generaba esos efectos similares a los de una dermatitis alérgica si se encontraba en contacto en las orejas de algunos ratones que se seleccionaban con anterioridad. Al hacerlo, se dieron cuenta que la zona afectada se hinchaba mucho más y se llenaba por completo de células inmunitarias inflamatorias más conocidas como neutrófilos. Pero había otros ratones que no podían rascarse porque llevaban puestos unos collares isabelinos, los típicos que pone el veterinario a nuestros animales. En ellos la inflamación e hinchazón fue más leve, lo que muestra con claridad que la investigación fue todo un éxito y sacó resultados muy concluyentes. 

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