
Juan Carlos Planelles ha tomado la difícil situación de plantarse frente a los juzgados en huelga de hambre y ya son 11 días los que este empresario desesperado lleva sin comer luchando porque le escuchen. Hace casi dos años su negocio salió ardiendo y desde entonces nadie ha aclarado nada, sigue esperando respuestas. Mientras tanto, está en la ruina.
El día 3 de junio de 2023 su taller en Andújar se calcinó a causa de un coche que estaba ardiendo y arrasó con una treintena de vehículos. A día de hoy sigue luchando por todo esto, que él mismo expone en sus redes sociales:
- El Juez escuche la verdad.
- La Policía Científica deje de mentir en sus informes.
- La compañía aseguradora Catalana Occident le indemnice por el siniestro, ni siquiera han cumplido con el mínimo que establece la ley en su artículo 18.
- El Cuerpo de Bomberos, que a pesar de no tener el material suficiente para extinguir ese fuego, no ha reclamado al respecto ni tampoco admite que no cumplieron con los protocolos a seguir.
- El Perito asignado al caso, que se dejó influenciar por la policía científica, haciendo. Un informe pericial a su favor.
- El sistema de seguridad Movistar Prosegur Alarmas, mintió y ocultó información.
- Endesa, a día de hoy sigue cobrando los recibos de luz, estando la instalación totalmente quemada.
Solo le pido a Su Señoría que archive el caso para poder pasar página y reconstruir mi vida
Un emprendedor que se siente abandonado a su suerte tras la desgracia de perderlo todo
Juan Carlos se ve obligado a alzar la voz no solo por él, sino por todas las personas que han sido víctimas de una gestión irresponsable, de decisiones ajenas que destrozan vidas, sueños y años de esfuerzo.

Ha perdido su negocio, pero no por una mala gestión suya ni por falta de trabajo, lo ha perdido, según él, por culpa de una cadena de errores, desinformación y negligencias que han desembocado en su ruina total. No había solo de números, habla de salud mental, de noches sin dormir, de ansiedad, de la pérdida de todo lo que había construido con sacrificio.
Nadie se hace responsable, nadie responde y mientras tanto, intenta salir adelante con honestidad, es silenciado, invisibilizado, incluso juzgado por intentar denunciar lo que es evidente: el suyo, señala, no es un caso aislado, es el reflejo de un sistema que no protege, que no acompaña, ni escucha.