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Tengo 79 años y soy el 'padre de la medicina funcional': aquí está mi rutina diaria para una vida saludable

Jeffrey Bland, de 79 años y conocido como el ‘padre de la medicina funcional’, defiende una rutina diaria de ejercicio, alimentación colorida y meditación como la verdadera receta para evitar acabar en la consulta médica.


Jeffrey Bland
Jeffrey Bland ha estudiado medicina funcional y cómo el estilo de vida impacta la salud durante más de 30 años |Cedida a CNBC
Francisco Miralles
Fecha de actualización:

Jeffrey Bland, el hombre al que medio mundo médico considera el ‘padre de la medicina funcional’, ha decidido cumplir 79 años desmontando la mayor certeza de la medicina tradicional, que es que el sistema sanitario está para curar, no para prevenir. Su receta para una vida larga y saludable es tan contundente como sencilla y es dedicar, al menos, dos horas al día a cuidarse antes de que llegue la enfermedad. Y predica con el ejemplo.

Según recoge la CNBC, a Bland no le interesan los milagros de última hora ni las soluciones rápidas. Lo suyo es la rutina, el control y la disciplina diaria. “Hay que empezar cada día creyendo que mereces una buena salud”, repite. Lo primero, cuenta, es despertar y agradecer otro día. “Eso sienta las bases para todo lo que sigue”.

Su jornada se divide en bloques muy claros. Primero, una hora dedicada a la actividad física (“puede ser correr, caminar, aeróbic o pilates con mi esposa”) y otra reservada, a última hora, para la relajación absoluta. “Programe al menos una hora al día para meditar y relajarse antes de acostarse”, insiste. Para él, leer por placer, especialmente libros de naturaleza y aventuras, es la mejor terapia: “No me voy a dormir pensando en ese último correo electrónico”.

La otra pata de su método es la alimentación. Bland sólo le exige a su dieta una cosa, siendo el color. “Busco siempre frutas y verduras coloridas”. Defiende que esos pigmentos contienen fitonutrientes capaces de reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer y deterioro cognitivo, según Harvard.

Pero Bland no se limita a predicar autocuidados: lleva décadas intentando que el sistema de salud cambie de raíz. Fundó el Instituto de Medicina Funcional en 1991, tras investigar bajo las órdenes del mítico Linus Pauling. Su obsesión es que la atención médica gire hacia la prevención y no al parcheo de enfermedades ya declaradas.

“¿Podríamos avanzar hacia un tipo de atención médica en la que dediquemos más tiempo a evitar que una persona enferme en lugar de simplemente tratarla después?”, se pregunta. Lo cierto es que, pese a los avances, la medicina funcional sigue siendo una excepción frente a la inercia de hospitales y clínicas.

A falta de grandes cifras o estudios concluyentes sobre el impacto real de su método (desde su entorno evitan dar datos sobre esperanza de vida o reducción de enfermedades concretas), Bland se aferra a su propio ejemplo. Y a una idea más grande: el propósito. “Todo lo que aportes siempre va a estar ahí”, dice sobre su legado. Cree que tener un motivo que va más allá de uno mismo es imprescindible para la salud mental y física.

Su consejo final es sencillo, pero poco frecuente en la consulta médica: “Ten algo que te saque del foco en ti mismo y te recuerde que eres parte de algo mucho más amplio. Eso es lo que realmente te mantiene sano”.

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