
A la hora de acceder a la incapacidad permanente, el Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI), más conocido como el Tribunal Médico de la Seguridad Social, evalúa las dolencias de la persona trabajadora para valorar si procede o no conceder la incapacidad y en qué grado. En este sentido, la propia Seguridad Social aclara que no existe un listado cerrado de enfermedades que den derecho a la pensión, aunque hay algunas, que por su naturaleza tienen más posibilidades a que esta sea reconocida.
El abogado laboralista especializado en incapacidad permanente, Víctor Arpa, ha explicado en un vídeo publicado en la red social TikTok sobre una de las enfermedades con mayor probabilidad de justificar la concesión de una pensión, siendo esta el síndrome de la cola de caballo, una afección neurológica grave que puede dejar secuelas incapacitantes.
“Después de un juicio por incapacidad permanente debido al síndrome de cola de caballo, quiero explicar qué es y por qué tenemos altas posibilidades de ganar este tipo de casos”, señala el abogado. Se refiere a una dolencia que afecta la región lumbar y las raíces nerviosas situadas al final de la médula espinal. Sus consecuencias son especialmente severas: “Causa dolor, debilidad y pérdida de movilidad en las piernas”, explica Arpa. En muchos casos, incluso tras una operación, “las secuelas son irreversibles”.
Imposibilidad de trabajar
Estas secuelas pueden limitar gravemente la capacidad de la persona para caminar, estar de pie o permanecer sentada durante largos periodos, algo que el Tribunal Médico analiza de forma minuciosa. Por ello, el abogado Víctor Arpa insiste en que “la clave está en demostrar cómo las limitaciones afectan a la vida laboral diaria”.
Explica que “si las secuelas limitan la capacidad de caminar o permanecer sentado por largos periodos, esto puede justificar una incapacidad permanente total, especialmente si tu trabajo implica esfuerzo físico o posturas mantenidas”. En estos casos, la pensión reconocida es el 55% de la base reguladora o el 75% en los casos de incapacidad cualificada, que es cuando tiene más de 55 años y se está en situación de desempleo.
Ahora bien, si el daño neurológico es más grave y afecta de forma generalizada a la movilidad o funcionalidad corporal, el letrado aclara que “se puede solicitar una incapacidad permanente absoluta”, cuyo reconocimiento supone cobrar el 100% de la base reguladora. En palabras de Arpa, “si el daño afecta seriamente la capacidad para moverse, estamos ante un escenario que puede justificar plenamente este tipo de pensión”.
Por eso, recuerda que la documentación médica y los informes funcionales actualizados son clave para acreditar de forma objetiva estas limitaciones ante el EVI. “Así que si te encuentras en esta situación, ahora conoces tus derechos y nos puedes contactar a través del enlace de mi perfil para que podamos ayudarte a reclamar tu pensión por incapacidad”.
El síndrome de la cola de caballo
El síndrome de la cola de caballo es una enfermedad neurológica grave que se produce cuando se comprimen las raíces nerviosas situadas al final de la médula espinal. Esta alteración puede deberse a hernias discales, traumatismos, tumores o infecciones, y suele requerir cirugía urgente para evitar daños permanentes.
Entre sus principales síntomas están el dolor lumbar agudo, debilidad o pérdida de movilidad en las piernas, hormigueo en la zona perineal, incontinencia urinaria o fecal y disfunción sexual. Estas secuelas limitan la autonomía del paciente y dificultan tareas básicas como caminar, permanecer sentado o controlar esfínteres.
Los expertos coinciden en que sus efectos pueden ser irreversibles y altamente incapacitantes. Por ello, esta patología ha sido reconocida por los tribunales como causa justificada de incapacidad permanente, especialmente cuando impide el desempeño de cualquier actividad laboral con regularidad.