Revisa tu nómina: estos tres datos te dicen si cobras lo que te corresponde

Todas las empresas o empleadores tienen la obligación de entregar la nómina a sus trabajadores. Es un derecho laboral que se recoge en el artículo 29 del Estatuto de los Trabajadores, en el que se establece que “la documentación del salario se realizará mediante la entrega al trabajador de un recibo individual y justificativo del pago del mismo”. Es importante conocerlo porque a través de la nómina podemos saber si nuestro salario es el que nos corresponde o la empresa nos está pagando menos de lo que debe. 

El problema es que leer y entender una nómina puede ser algo complejo, debido a todas las casillas que alberga, pero si se tienen unas nociones básicas es fácil identificar los conceptos más importantes que nos interesan como trabajador, ya que todas deben contener unos apartados mínimos (tal y como regula la Orden ESS/2098/2014. Partiendo de esta base, a continuación se explican los tres datos que deben comprobar todos los empleados asalariados para saber si su salario es el correcto o le están pagando menos.

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Los 3 datos para saber si te pagan bien

En primer lugar, se debe comprobar la antigüedad que figura en la nómina. Esta se suele recoger en la parte superior y es muy importante que la fecha que aparezca coincida con el día en el que comenzamos a trabajar. 

¿Cuál es la razón? Porque dependiendo de la antigüedad, podríamos tener derecho a cobrar un plus salarial por antigüedad, ya que muchos convenios colectivos lo conciben. De ser así, y no haberlo recibido nunca, se podría reclamar hasta los últimos 12 meses. Lo mejor es comentarlo primero con la empresa, enviando un correo electrónico. Y, si esta no atiende nuestra demanda, ya podría presentarse una papeleta de conciliación en el Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación.

El segundo dato que hay que revisar es la categoría profesional, que también suele especificarse en la parte de arriba. En este caso, debemos revisar que la categoría asignada coincida con las funciones que estamos desempeñando. Es así porque, en algunas ocasiones, las empresas indican una categoría inferior en comparación con las tareas que se desempeñan. 

Por ejemplo, sería el caso de que nuestra categoría fuera de auxiliar cuando en realidad no estamos auxiliando a nadie, y venimos desempeñando un puesto de responsabilidad. Es importante verificarlo, ya que a mayor categoría profesional, más alta es la retribución salarial que se debe percibir. 

En último lugar, es importante entender una diferencia: el salario líquido no es lo mismo que el salario bruto. Los convenios colectivos y las tablas salariales en las que se establece lo que debe cobrar cada trabajador se recoge en euros brutos. A este sueldo, en bruto, hay que descontarle las cotizaciones a la Seguridad Social y las correspondientes retenciones de impuestos, como es el caso del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Es por esta razón por la que el salario bruto siempre será mayor que el líquido, ya que este último refleja la cantidad “limpia” (neta) que le corresponde recibir al trabajador.

En este sentido, es importante que si pactamos un sueldo o una subida salarial, seamos consciente de esta diferencia para negociar aquella cantidad que realmente queremos cobrar.