
Ahorrar en la factura de luz siempre ha sido un “must” en los hogares españoles, de ahí que los consumidores con tarifa regulada PVPC o indexada dentro del mercado libre busquen las horas más baratas para poner los electrodomésticos. Pero esta no es la única forma de ahorrar, también teniendo bueno hábitos. Según un informe de Enedis (empresa francesa que se encarga de la gestión y operación de la red de distribución eléctrica en Francia) ha advertido de un hábito cotidiano que puede estar encareciendo la factura eléctrica sin que los usuarios sean plenamente conscientes. Este hábito es dejar los electrodomésticos en modo de espera durante toda la noche.
Según los datos recogidos, 7 de cada 10 hogares franceses mantienen esta práctica, lo que supone un encarecimiento medio de la factura de la luz en 180 euros anuales según recoge el medio farmitoo. Televisores, ordenadores, consolas o cargadores continúan consumiendo electricidad incluso cuando no están en uso activo. Esta energía “fantasma”, que se mantiene para facilitar arranques más rápidos o actualizaciones automáticas, representa hasta el 10% del consumo eléctrico total de un hogar medio, según apuntan desde Enedis.
Martine, vecina de Lyon y madre de dos hijos, reconoció que no era consciente del impacto económico de este gesto: “Nunca pensé que algo tan simple pudiera influir tanto en la factura. Solo reaccioné cuando vi un recibo desorbitado”, explicó. Desde entonces, Martine apaga manualmente sus aparatos cada noche.
Un hábito que encarece la factura de la luz, pero con fácil solución
Aunque puede parecer una práctica menor, su efecto acumulado si resulta llamativo, ya que además de sobrecoste en la factura, existe también un coste ambiental. Explica que en una vivienda que evita el modo espera puede reducir sus emisiones de CO₂ en cerca de 200 kilos al año, el equivalente a plantar unos diez árboles, según simulaciones de Enedis.
Para evitar este despilfarro, se recomienda el uso de regletas con interruptor, que permiten desconectar varios dispositivos a la vez de forma sencilla. “Con una simple regleta, noté un descenso en el consumo. Es útil para mi economía y para el medio ambiente”, asegura Martine.
Ahora, como detallan más allá de los sistemas tradicionales (las regletas) hay otras soluciones inteligentes que están ganando terreno como las aplicaciones móviles y enchufes inteligentes. Estas permiten monitorizar y controlar a distancia el uso energético de cada aparato, facilitando la toma de decisiones más conscientes.
Reducir el consumo en modo de espera no solo supone un ahorro medio de 180 euros al año, sino que también contribuye a una menor huella de carbono. En un momento en el que la sostenibilidad es clave, pequeños gestos como este pueden marcar la diferencia.