
Los restaurantes de buffet libre han ganado popularidad en España por su propuesta atractiva de pagar un precio fijo y comer todo lo que se desee. Especialmente conocidos son los woks chinos, que ofrecen desde sushi y mariscos hasta carnes, arroces y postres variados. Sin embargo, detrás de esta oferta, los propietarios deben equilibrar los costes y beneficios de cada comensal. Un trabajador del sector chino, propietario de uno de estos establecimientos en España, ha compartido abiertamente qué perfiles de clientes resultan más o menos rentables para su negocio.
En una entrevista, publicada en el canal de TikTok unchinoymedio_oficial, el propietario de este buffet libre desvela que, con diferencia, son los comensales españoles los que resultan más rentables, y mucho más aquellos que acuden en familia.
Por el contrario, son sus propios compatriotas los menos rentables: “el top uno del no rentable son los chinos”, afirma, a lo que el entrevistador aclara que son de “marisco, carne y ya está”. Este tipo de cliente, según relata, aprovecha al máximo el acceso a los productos más caros, como los mariscos y las carnes de calidad.
Los mariscos, los productos más deseados
En este tipo de restaurantes, y con los clientes menos rentables, el marisco es el alimento más cotizado: “si te ve unos gambones ahí, pero eso es exagerado”, relata el propietario del wok con humor. “Se coge la bandeja entera de gambón, y dice, ‘Házmelo eso, por favor’. Y tú te quedas en plan con la cara de, ‘Vale…’”, añade.
Ante estas situaciones, los trabajadores del local apenas pueden intervenir, ya que forma parte del modelo de negocio que han elegido: ofrecer comida sin límite. Explica que esto ocurre por la mentalidad de sus compatriotas: “Los chinos tienen una mentalidad: no tengo que salir perdiendo, tengo que salir ganando y comiendo el dinero que yo he pagado”, aclara.
En la entrevista se hace referencia a que algunos restaurantes tipo buffet también ofrecen productos que se consideran de lujo, como el bogavante. El propietario del restaurante explica que durante un tiempo él también los ofrecía, y relata: “cuando una persona ya sabe que tú tienes bogavante, ya está ahí con la pinza esperando”.
Se plantea que este tipo de clientes, que se terminan una bandeja de bogavante o productos caros, arruinan la rentabilidad del negocio. El empresario explica que es parte del modelo del mismo, y aclara: “vendrá a algún niño también”.
De este modo, deja ver que los clientes que comen menos cantidad u optan por productos más económicos como el arroz, tallarines o frituras, compensan a esos otros que consumen más de lo que pagan.