La creciente escalada de tensión bélica entre Ucrania y Rusia amenaza con prender la mecha de una bomba con consecuencias mundiales. La obsesión de Vladimir Putin, presidente del Kremlin, con el país ucraniano ha llegado a su punto álgido y casi de no retorno. Miles de soldados se amontonan en las fronteras a falta de la orden de invasión. Pero a pesar del poderío ruso, Ucrania, por su parte, ya ha avanzado que ofrecerá resistencia.
Tiene el apoyo de la OTAN, el incuestionable telón de fondo de esta potencial nueva Guerra Fría, y de todos sus estados miembro. Putin quiere evitar a toda costa que Ucrania, al que considera un “país hermano mal gobernado” y casi parte de Rusia, entre a formar parte de la organización internacional y evitar su extensión hacia el este de Europa. La polémica adhesión rusa de la península de Crimea y la guerra con los separatistas prorrusos en Donetsk y Lugansk completan los fogosos antecedentes.
Para el líder ruso, Ucrania es un punto de geolocalización mundial estratégico que quiere dominar. Lo que sería su último golpe de efecto en sus últimos servicios como gobernante del Kremlin: volver a hacer gala del poder ruso a nivel mundial y colocarla como principal potencia. Un golpe dictatorial encima de la mesa que quiere evitar a toda costa el resto del mundo. Rusia y Ucrania no son los únicos actores que juegan esta partida de ecos internacionales.
España mueve ficha: apoyo total a la OTAN
España es uno de los 30 estados miembro de la alianza militar intergubernamental que se rige por el Tratado del Atlántico Norte o Tratado de Washington y que vela por la paz internacional. Sin embargo, uno de sus principales preceptos es el de defender a cualquiera de sus miembros en caso de ser atacados por una potencia externa a ella. Es decir, si Rusia ataca a Ucrania, aunque todavía no se haya oficializado su adhesión, habría respuesta. También, por supuesto, de España.
Putin juega con la carta de que la OTAN, encabezada por Estados Unidos, no responderá con violencia. Más tras las derrotas americanas en Afganistán e Irak, pero Biden no se mordió la lengua: "He sido absolutamente claro con el presidente Putin. No hay ninguna duda: si toma esta decisión (la invasión), Rusia pagará un alto precio”. Un aviso en toda regla.
El Gobierno de España ya se ha encargado de mostrar las suyas. Actuará, apoyando cualquier decisión de la OTAN. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha avanzado que España enviará en "3 o 4" días la fragata Blas de Lezo al Mar Negro, para taponar a Rusia. También ha ofrecido el envío de cazabombarderos al Ejército del Aire a Bulgaria, donde también espera mandar tropas, en defensa de la no-guerra.
Algo que ha sido criticado por su socio gubernamental de coalición, Unidas Podemos. El PSOE ha contestado alegando que "la política exterior la marca el presidente del Gobierno" y que es debido prepararse para la "disuasión" aunque la premisa actual sea el “diálogo”. "Rusia no puede decirle a ningún país lo que tiene que hacer. La OTAN va a proteger y defender la soberanía de cualquier país que quiera entrar", avisaba Robles.
Cumbre mundial para tratar el conflicto: Biden se olvida de Pedro Sánchez
Mientras Rusia espera respuesta en firma de la OTAN, Joe Biden, presidente de Estados Unidos, convocó ayer lunes mediante videoconferencia a los líderes europeos: la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, el presidente del Consejo europeo Charles Michel, el secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg, el primer ministro británico Boris Johnson, el canciller alemán Olaf Scholz, el presidente francés Emmanuel Macron, el primer ministro italiano Mario Draghi y el presidente polaco Andrzej Duda.
Pero no a Pedro Sánchez, por lo que el presidente del Ejecutivo español no participó en un encuentro trascendental donde se pautaron las líneas estratégicas internacionales a seguir ante el desarrollo de los posibles acontecimientos. El objetivo es estar preparados ante todo tipo de escenarios. De momento, Estados Unidos ya ha ordenado la repatriación de los familiares del personal de su embajada en Kiev, así como la del personal no esencial ante la "amenaza continuada de una acción militar por parte de Rusia".
Sin embargo, y al menos por ahora a pesar de que la OTAN anunció el “estado de alerta”, España no contempla la vuelta inmediata para sus casi 500 ciudadanos en Ucrania. "Aprovecho esta ocasión para hacer un llamamiento a esos españoles que están en estos momentos en Ucrania y a sus familiares a la tranquilidad. No nos planteamos evacuar en estos momentos a nuestra colonia, tampoco evacuar a la Embajada", anunció el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, llamando a la "tranquilidad".
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