
Las infracciones por transgresión de la buena fe contractual están a la orden del día. Pero hay historias derivadas de ellas que parecen sacadas de una película. La de la empresa familiar ‘Potel Assainissement’ es una de ellas, tras descubrir que uno de sus trabajadores les ha defraudado más de 21.000 euros en repostajes fraudulentos de gasolina.
Cuesta creerlo pero, tal y como informan desde el medio francés ‘Auto News’, entre enero y septiembre de 2024, el trabajador de 38 años utilizó presuntamente la tarjeta de la empresa como “un pase ilimitado de combustible”. Tal así, que llenó docenas de depósitos, a veces hasta 600 litros cada vez. Pero esto no es lo más sorprendente de todo y que, en uno de estos repostajes fraudulentos, llegó a extraer 1.200 litros de combustible en tan solo 9 minutos. Una proeza logística realmente difícil de explicar.
Y todo ello, utilizando una tarjeta de visita que se encontró “en el suelo a la salida de un bar”. “¿Cómo se las arreglan para llevarse 1.200 litros en nueve minutos?”, se preguntaba exaltado Philippe Clarissou, el presidente de la empresa, visiblemente estupefacto por la magnitud del fraude. Y es que se trata de un robo organizado que, al principio, parecía discreto, pero que ha supuesto para la tesorería de la compañía un agujero de 21.370 euros, dejándola en la cuerda floja así como a sus empleados.
Asegura que 8.280 euros que aparecen en su cuenta son de la venta de unas zapatillas y un scooter
Al ser interrogado por el juez que lleva el caso, el empleado asegura que se encontró la tarjeta en agosto de 2004, al salir de un pub. Sin embargo, los movimientos sospechosos de carburante se remontan a enero de 2024, varios meses antes de este supuesto descubrimiento.
Asimismo, asegura que 8.280 euros que aparecen en su cuenta no se deben a la venta de combustible, sino de la venta de unas zapatillas de deporte y un scooter. Para la justicia, es una alegación difícil de creer, ya que no hay recibos ni pruebas concretas que respalden sus afirmaciones. “Sólo hay palabras”, expresaba el fiscal.
El trabajador, además, cuenta con el agravante de que en enero de 2025 dio positivo en un control de drogas. Cuando fue interrogado, la policía también descubrió que poseía una porra telescópica escondida bajo su asiento. La resolución del caso se estima para el 4 de septiembre de 2025 y, hasta entonces, la empresa, dedicada al mantenimiento de tuberías, tendrá que luchar para ver cómo saca adelante su actividad actual y vuelve a funcionar con plena confianza, así como a recuperar su reputación.