Los influencers y creadores de contenido en el punto de mira: ¿son realmente una profesión?

El profesor de EAE Business School, Javier Lorente, desvela a NoticiasTrabajo las claves para ser influencer y cómo el consumo de contenido y la publicidad ha cambiado.

Icíar Carballo

Se estima que más de 13.600 influencers profesionales en España viven de la creación de contenido. Y aunque en este caso solo se tiene en cuenta a aquellos que superan los 100.000 seguidores en alguna red social, pero que no cumplen de forma simultánea con todos los requisitos indicados en el Real Decreto 444/2024 del 30 de abril para ser considerados ‘Usuarios de Especial Relevancia’ (UER), se trata de una cifra que va en aumento debido al auge experimentado durante la última década.

Sin embargo, surgen múltiples dudas a raíz de esta tendencia. ¿Se trata de una profesión? ¿Qué factor ha favorecido su crecimiento? ¿Por qué las marcas los eligen a ellos? ¿Cualquiera puede ser creador de contenido? A todas estas preguntas ha respondido Javier Lorente, profesor de EAE Business School, durante una entrevista con NoticiasTrabajo.

Creadores de contenido: mismo esfuerzo e ingresos ilimitados

Para entender bien el sector, Lorente sostiene que “ser creador de contenido sí es una profesión”. Y aunque para muchos puede parecer un hobby, explica que “una profesión no depende de los estudios, sino de la forma en la que nos podemos ganar la vida”, por ello, “si hay un tipo de actividad para la que alguien está dispuesto a pagar, estamos hablando de una profesión”. 

Los influencers, además, ejercen un tipo de profesión escalable. Esto implica que pueden generar ingresos que no dependen directamente del tiempo o esfuerzo adicional que pongan, sino del alcance o impacto que logren con un mismo esfuerzo inicial. Por ejemplo, si un creador de contenido publica un vídeo, el esfuerzo es el mismo, pero si el vídeo llega a un millón de personas, sus ingresos por publicidad o patrocinios aumentarán sin requerir trabajo adicional.

Bajo la relación esfuerzo-recompensa, Lorente señala la necesidad de cambiar la mentalidad que hay en la sociedad acerca de esto. “El valor aportado por nosotros no siempre está relacionado con el esfuerzo que hacemos detrás”, apunta poniendo de manifiesto otra cuestión que lleva a reflexionar sobre “por qué las empresas están dispuestas a pagar dinero o confiar en desconocidos para que anuncien ciertas marcas o generen cierta tendencia”.

Cambio radical en el modelo de consumo

Ya no son las empresas y tampoco las marcas quienes deciden. Ahora es el usuario quien elige lo que quiere consumir y cuándo lo quiere hacer. Prueba de ello son las redes sociales, donde se ofrece un contenido ‘a la carta’. 

Se trata de un círculo vicioso. Las redes sociales están diseñadas para que consumamos contenido de forma rápida y continua porque su modelo de negocio depende de recopilar datos sobre nuestros comportamientos y preferencias. Un flujo constante que permite que los algoritmos perfilen con gran precisión a cada usuario, lo que a su vez es clave para ofrecer esos perfiles a las marcas con fines publicitarios. Así, estas comprueban la eficacia, a través de los influencers, de conectar con su audiencia a través de contenidos multiplataforma y trasladar un mensaje original. 

Además, también entra en juego la “confianza” que brinda el usuario al creador de contenido. “Hoy en día nos cuesta más creernos la información de un producto que proporciona, por ejemplo, la OCU, que si la diera un influencer”, asegura Lorente. 

La publicidad también ha cambiado

“Las marcas van donde esté la audiencia”, sentencia, “y la audiencia está en los vídeos de las redes sociales”. Así como la manera de consumir ha cambiado con respecto a algunos años, la de hacer publicidad, también. “Las marcas, en lugar de gastarse un dineral en una campaña publicitaria en televisión, optan por atomizar sus campañas, es decir, dividirlas en pequeñas colaboraciones con diferentes creadores de contenido para que puedan conectar con un público en particular”, explica.

Esto repercute de forma directa en los influencers, porque, en muchas ocasiones, es complicado rechazar colaboraciones con marcas cuando existe una propuesta económica atractiva que les ayuda a cubrir gastos o a mantener una estabilidad económica. Sin embargo, ¿cuánto tiempo dura esta estabilidad?

Ser influencer por tiempo limitado

Teniendo en cuenta que se trata de una profesión emergente, nadie puede predecir cuánto tiempo durará el boom. Sin embargo, el profesor de EAE Business School, advierte de su “exceso de oferta”, algo que alienta a las bajas probabilidades de éxito. “La diferencia entre publicar contenido a vivir de ello requiere algunos elementos de suerte, estar en el momento oportuno y en el sitio correcto, además de tener cierta preparación para convertir el contenido en viral”, argumenta. “Cualquier persona puede intentarlo, pero la probabilidad de éxito es baja”.

Por ello, Lorente asegura que, “es casi imprescindible” que todas las personas que se quieran embarcar en este sector “tengan algún tipo de estudios”. Además de “tener el deseo de contar algo a los demás y expresar tu opinión de manera pública”, pero sin olvidarse de prepararse para un trabajo menos escalable, pero más estable.

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