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Una pareja de jubilados desesperados porque alguien lleve su restaurante con casa gratis para poder cobrar la pensión: “es una pena”

Roseline y Alain pone en venta su restaurante que cuenta con un apartamento donde pueden vivir gratis y así poder jubilarse pero no encuentra a nadie.


Roseline y Alain Remue buscan jubilarse y quieren que alguien lleve su negocio con casa gratis
Roseline y Alain Remue buscan jubilarse y quieren que alguien lleve su negocio con casa gratis |Lucie Caillieret / FTV
Francisco Miralles
Fecha de actualización:

Al llegar al final de nuestra vida laboral, todos queremos jubilarnos y dejar atrás el trabajo, incluso si es nuestro propio negocio. Pero a veces, la jubilación se tuerce al no encontrar a nadie que lleve el negocio que se ha regentado durante años. Esto es lo que les pasa a Roseline y Alain Remue, de 71 y 66 años respectivamente, que desde hace más de un año intentan vender su restaurante en Roye, en el departamento del Somme, en Francia. La pareja de jubilados, que abrió el negocio hace 13 años, busca a alguien que quiera regentar su restaurante para poder así jubilarse. Aun así, parece que nadie está interesado en comprar el negocio, lo que ha provocado que deban retrasar su retiro.

Según explican para el medio Francetvinfo, cada mañana, Alain se levanta a las 5:00 para preparar los platos del día, mientras Roseline atiende la barra y el servicio de sala. “Cuando volví de vacaciones, le dije a mi marido que si quería que me quedara, teníamos que cerrar los lunes para aguantar”, manifiesta Roseline, quien, tras una carrera de 30 años en La Redoute, aprendió el oficio de hostelería sobre la marcha.

El restaurante, que abre todos los mediodías de lunes a domingo y ya tiene una clientela fija y que acude todos las semanas . “Es una lástima para nosotros”, dice Régine, una vecina de Roye que frecuenta el local. “Venimos al menos una vez al mes desde hace tres años. Hay mucha comida casera y un trato amable. Eso es todo lo que buscamos”. Otro cliente, Hervé, también lamenta que pueda desaparecer este restaturante. “Es una pena. Tienen que encontrar a alguien que lo haga tan bien. Necesitan descansar”.

A pesar de que ya quieran jubilarse, los mismos afirman con nostalgia que su negocio solo les trae buenos recuerdos. “Fueron 13 años de felicidad. Hemos trabajado mucho, pero 13 años de felicidad”, sonríe emocionad Alain, evocando los festivales de música, la celebración del Beaujolais nouveau y las cenas de San Valentín. Ahora, su prioridad es vender el negocio y poder disfrutar de su retiro.

No encuentra a nadie que quiera llevar su negocio

El restaurante está en venta por 170.000 euros, aunque, como dicen, el precio es negociable. El local pertenece al municipio y cuenta con un apartamento en la parte superior, por lo que quienes estén interesados en la vivienda tienen ese aspecto solucionado. Además, al parecer, es un negocio rentable según sus últimas facturaciones, explican para este medio. A pesar del alquiler asequible, las dificultades de financiación han impedido concretar la venta.

Restaurante Roye
El local, situado en el centro de la ciudad de Roye (Somme) | Foto: Lucie Caillieret / FTV

Dos amienses lo querían, incluso habían dejado su trabajo, pero no tuvieron éxito con su banco”, lamenta Alain. Su esposa, con rabia, añade: “Es por culpa de los bancos. Hoy se pide a los jóvenes que contribuyan con el 30%”. Desde principios de 2024, una agencia inmobiliaria ha asumido la tarea de encontrar compradores. “Publiqué un anuncio en marzo de 2024. Desde entonces, he recibido llamadas, pero ninguna visita”, manifiesta Timothée Lemaire, el agente encargado de la venta del negocio.

Su hija Sylvie, que lleva tres años ayudando en el servicio, comparte la preocupación de sus padres: “Me gustaría que se vendiera pronto teniendo en cuenta la edad de mi madre. Así ella podrá disfrutar un poco de la vida”.

Trabajo fijo y con casa gratis

El Ayuntamiento de Roye ha manifestado su intención de mantener la actividad del restaurante y está dispuesto a realizar obras para facilitar la transición. También contempla la posibilidad de instalar una tienda de alimentación en el local si no se encuentra un comprador.

Por su parte, Alain asegura que está dispuesto a ayudar a los futuros propietarios en el traspaso. “Me quedaré un tiempo con el comprador para acompañarlo si lo desea, si nos llevamos bien”, señala. Mientras esperan una oferta, Roseline y Alain continúan al frente del restaurante con la esperanza de que pronto puedan dejar atrás la barra y los fogones para empezar su merecida jubilación.

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