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Natalia de Santiago, experta en economía: "Si dejas 1.000 euros en el banco, valdrán 600 en...”

Dejar el dinero en el banco puede parecer una decisión segura, pero según Natalia de Santiago, es una forma silenciosa de perder poder adquisitivo.


Natalia de Santiago, experta en economía e ingeniera.
Natalia de Santiago, experta en economía e ingeniera. |Archivo
Francisco Miralles
Fecha de actualización:

Pensamos que tener el dinero guardado en una cuenta corriente es la mejor decisión si queremos tener nuestro dinero asegurado y más aún en tiempos de incertidumbre. A pesar de ello, la realidad económica muestra que esa tranquilidad puede ser engañosa. Natalia de Santiago, experta en economía y divulgadora financiera, ha lanzado un consejo y advertencia en el Podcast de CaixaBank, en el que dice que “dejar el dinero parado en el banco tiene un precio. Y no es precisamente bajo”.

“Cuando nosotros tenemos un perfil de riesgo moderado, incluso agresivo, y tenemos, sin embargo, nuestros ahorros aparcados en la cuenta del banco, lo que tenemos es un coste de oportunidad”, explica Natalia.

La inflación no perdona

El mensaje no es nuevo, aunque si necesario para entender que si el dinero no se mueve pierde valor. La inflación hace que nuestros euros valgan menos, aunque el saldo en la cuenta no cambie. “Podíamos estar sacándoles una rentabilidad y no perdiendo valor con la inflación, y, en cambio, no estamos aprovechando esa oportunidad.”

El impacto no siempre se nota a corto plazo, pero a largo plazo es evidente. Lo que hoy sirve para llenar una cesta de la compra, mañana no alcanza para lo mismo. Y si ese dinero permanece inmóvil durante años, la pérdida de valor se acumula sin que hagamos nada para evitarlo. Para entenderlo mejor, pensemos en 1.000 euros, no vale ahora lo mismo que hace 20 años y se debe a la inflación, al igual que pasa con la gasolina o lo alimentos, todos han subido de precio.

Reducir las perdidas

De Santiago insiste en que no hay una inversión mágica que funcione para todo el mundo, pero lo que sí existe es una estrategia que se adapte a cada persona y eso empieza por conocer el propio perfil de riesgo. “No existe la inversión perfecta, pero sí existe la inversión perfecta para ti.”

Ese perfil depende de factores objetivos como los ingresos, el patrimonio o el horizonte temporal, pero también de elementos subjetivos como la experiencia invirtiendo o la aversión al riesgo. “Es peligroso tener inversiones que no se adecúen a tu perfil de riesgo porque te pueden llevar a tomar decisiones equivocadas y a tener pérdidas innecesarias.”

Uno de los errores más comunes es creer que invertir es solo para quien tiene grandes conocimientos financieros o mucho dinero. Pero hoy existen opciones accesibles que permiten proteger los ahorros de la inflación sin asumir grandes riesgos.

El mensaje de De Santiago es claro y es que no hacer nada también es una decisión, ya que en muchas ocasiones, es la menos rentable de todas. “Siempre hay que mirar las dos caras: el riesgo y la oportunidad.”

El riesgo de no hacer nada…

Además del impacto de la inflación, Natalia de Santiago advierte sobre un problema menos visible pero igual de perjudicial: no conocer tu perfil de riesgo. Muchas personas toman decisiones financieras sin tener claro hasta qué punto están preparadas (o dispuesta) a asumir fluctuaciones en sus inversiones. “Si tú tienes un perfil de riesgo muy conservador y de repente inviertes en un producto muy arriesgado, es muy posible que en algún vaivén del mercado te asustes y vendas presa del pánico.”

Esto también se da al revés. Personas con capacidad para asumir más riesgo optan por dejar el dinero parado “por si acaso”. Pero esa precaución, si no está justificada, se convierte en un freno. “Ahí lo que tenemos es un coste de oportunidad porque podíamos estar sacándoles una rentabilidad y no perdiendo valor con la inflación.”

La clave, dice De Santiago, es alinear nuestras inversiones con nuestros objetivos personales y nuestro perfil de riesgo real que, además, puede cambiar con el tiempo. “Tu perfil de riesgo puede evolucionar. Puede mejorar si ganas experiencia o empeorar si te llevas un susto. Por eso es fundamental revisarlo", concluye.

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