La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas será “complicada” pero se aplicará en 2026 según CCOO

El secretario general de Comisiones Obreras, Unai Sordo, cree que más que a la bajada de tiempo de trabajo, se teme más al control horario.

Yolanda Díaz y Unai Sordo sonríen mirando a la cámara.
La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas será “complicada” pero se aplicará en 2026 según CCOO E.P.
Berta F. Quintanilla

La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas firmada por la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, y los sindicatos CCOO y UGT ya comienza a dar sus primeros pasos para superar los trámites pertinentes. Un camino que no será sencillo y para el que el secretario general de Comisiones Obreras, Unai Sordo, ya está preparado y con el convencimiento de que esta bajada de tiempo de trabajo sin perder salario es “perfectamente posible que vea la luz” y que llegará a “todo el mundo” en 2026.

En una entrevista concedida a la emisora vasca Herri Irratia (Radio Popular), ha destacado que es importante haber alcanzado un acuerdo para reducir la jornada laboral máxima hasta las 37,5 horas semanales a lo largo del año que viene. Pero, para conseguirlo, han tenido que superar varios problemas, entre ellos la negativa de la CEOE a participar de esta firma. Una postura que ha defendido su presidente, Antonio Garamendi, al que UGT ha invitado a volver a sentarse en la mesa de diálogo social

Sordo ha mandado un mensaje al presidente de los empresarios, cuando ha señalado que modificar la jornada laboral de millones de personas no va a suponer “el apocalipsis económico” y ha apuntado a que lo que se teme realmente es “al control efectivo de tiempo de trabajo”.

“A partir de 2026, todos los empleados deberían tener la jornada legal máxima de trabajo de 37,5 horas”

Sordo no ha querido dejar cabos sueltos en una negociación que afecta a muchos trabajadores de distintos sectores profesionales. A ellos les ha explicado que la intención de este acuerdo bipartito para reducir la jornada laboral es que “a partir de 2026, todo el mundo tenga como jornada legal máxima de trabajo las 37,5 horas semanales” destacando que se mejorarán las condiciones de trabajo de millones de personas.

Ahora bien, queda un largo recorrido que comienza con la tramitación parlamentaria como proyecto de Ley. Una negociación que va a ser “complicada” y que tardará unos meses en ver la luz. En el texto se contempla un proceso de adaptación de convenios colectivos al que ha hecho mención el líder sindical. 

Una vez más, desde CCOO se ha resaltado el compromiso existente con los sectores profesionales más desfavorecidos. Y en este sentido, Sordo ha explicado que “nos importa cómo afecta a las trabajadoras a tiempo parcial, cómo impedir que haya ningún tipo de absorción salarial para compensar la reducción de jornada de trabajo y hasta qué punto contribuye a la generación de nuevos empleos, cuando tenemos una tasa de paro por encima del 10%”.

Controlar el tiempo de trabajo y el derecho a la desconexión digital

Uno de los pilares en los que se asienta esta reducción de la jornada laboral a 37,5 horas es el del control de tiempo de trabajo. Esto es “tan importante como su distribución”, ha señalado el secretario general de CCOO, que ha destacado la importancia de que en este acuerdo se contemplen “cosas con respecto a la desconexión digital”.

Por eso, es necesario “tener palancas y fórmulas que controlen efectivamente el tiempo de trabajo porque si no, no se cumplen las leyes ni las normas”. En este aspecto ha querido hacer referencia a la Inspección de Trabajo. “Soy consciente de que en parte del mundo económico es casi esa medida la que más miedo da, la de control efectivo de tiempo de trabajo”.

“No entiendo que no se paguen las horas extra”

Un mercado laboral perfecto, sería ese en el que se tengan en cuenta los derechos de los trabajadores entre los que se encuentran el pago de todas las horas extraordinarias a realizar así como las cotizaciones. En ese sentido, ha apelado a la sensatez “no sé por qué se da por sentado que haya horas extraordinarias que no se pagan o no se cotizan, que haya alargamientos de jornada o dinero en B en muchos sectores de manera habitual”.

Ha manifestado que son posturas que deberían “tocarse” porque son “habituales” y “no se puede tolerar que sepamos que hay agua detrás de una roca en Marte y no se sepa cuántas horas efectivas se trabaja en la hostelería, por ejemplo”.

Por eso, ha apelado una vez más a la “voluntad política” y al uso de herramientas tan de actualidad como la Inteligencia Artificial para contrastar los datos.

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