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Una niña con altas capacidades se niega a ir al colegio por lo que dijo la maestra a su padre

El padre de la niña preguntó a los maestros del jardín de infancia por qué su hija prefería quedarse en la casa en lugar de ir al colegio.


Una niña llorando con su mochila al lado
Una niña con altas capacidades se niega a ir al colegio por lo que dijo la maestra a su padre |Envato
Berta F. Quintanilla
Fecha de actualización:

Los niños con altas capacidades pueden encontrar algunas dificultades en el momento de integrarse en el aula ordinaria. Más aún cuando son pequeños y no cuentan con un diagnóstico realizado por especialistas. Por eso, en muchos centros se trabaja con ellos de manera individualizada, con adaptaciones especiales y refuerzos educativos y curriculares. Pero eso no es lo que ocurrió en el comienzo de la vida escolar de la pequeña Caitlyn Singam. 

Cuando empezó a asistir a clases en el jardín de infancia, como explica The Washington Post, su maestra observó algunos comportamientos fuera de lo común y llamó a su padre. El profesor de Física Kumar Singam se mostró sorprendido cuando la docente le contó que su hija tenía que ser clasificada como una niña con necesidades especiales ya que era “intelectualmente atrasada”. 

Algo que no cuadraba con lo que sus padres observaban en la casa, ya que antes de cumplir los seis años “leía perfectamente” e incluso mostraba interés por las materias que impartía su progenitor en el centro educativo en el que trabajaba. 

La explicación que le dio la maestra de Infantil en la tutoría fue que “terminaba las tareas demasiado pronto como para comprender lo que se le había explicado”. Entonces, el padre le preguntó si no contemplaba la opción de que a su hija le pasase todo lo contrario, esto es, que fuera un paso por delante de sus compañeros. 

El colegio realizó una prueba a la niña que los sorprendió a todos

Ante la insistencia de la familia de Caitlyn, el centro educativo le realizó una prueba y al ver los resultados, el equipo docente se quedó muy impactado. “La maestra comenzó a explicarnos que las escuelas públicas no tenían los medios necesarios para apoyar a mi hija”. Y les ayudó con actividades especiales para enriquecer el aprendizaje en su casa.

La actitud de la pequeña ante el colegio y en su casa cambió por completo. Empezó a ir a la escuela contenta y cuando pasó a primaria pidió que su educación fuera en casa. Su padre le pidió que se lo solicitase por escrito, en un ensayo argumentado “y convénceme de que es la mejor opción”.

Cuando lo leyó se quedó asombrado y comenzaron a impartir las clases en el salón de su casa. “Decidimos que íbamos a apoyarla en todas las decisiones que tomase”. Porque dar clase en su casa no supuso que se quedase aislada socialmente. “Salía con sus amigos y hacía deporte”. Cuando llegó el momento de realizar una primera evaluación a nivel estatal, la administración educativa mostró su sorpresa ante los resultados brillantes.

Cuando volvió al colegio, iba dos cursos por delante

A los 9 años, sus padres decidieron que volviese a las clases presenciales con sus compañeros en el colegio. Pero, por su nivel, estaba dos cursos por delante de lo que le hubiera correspondido. El director protestó ante la administración, “debería estar en cuarto, no en sexto, sólo tiene un poco más de nivel en matemáticas e inglés”.

Finalmente la aceptaron en el nuevo colegio, y una profesora apuntó que sus altas notas se debían a “una forma de descifrar los exámenes” que sólo ella podía conocer, dejando de lado el enorme potencial de la estudiante. 

Uno de sus psicólogos le dijo a la familia que el mejor modo de callar bocas era presentar a la pequeña a los exámenes SAT (un examen parecido a la Selectividad o Evau). Aunque al principio no estaban de acuerdo, finalmente los realizó consiguiendo 1.950 puntos sobre 2.400.

Sus estudios siguieron con normalidad y ahora está a punto de comenzar la carrera de Medicina en la Universidad de Maryland. Cuando terminó la prueba de acceso SAT, esta vez sí era la oficial, logró 2.200 puntos con sólo 15 años.