El método de Voltaire para ganar la lotería más de una vez

Voltaire utilizó su lógica para desarrollar esta técnica y ganar la lotería en repetidas ocasiones. Llegó a ser de los hombres más ricos de Francia.

Voltaire creó esta técnica y logró ganar la lotería varias veces. Getty Images
Esperanza Murcia

Todos hemos fantaseado con ganar la lotería. Un sueño ambicioso y difícil de conseguir. Al menos a priori. Porque, si la mayoría de los mortales vemos poco probable que nos toque, hay otros que no solo lo han conseguido, sino que la han ganado más de una vez. Hay que remontarse hasta Francia, al siglo XVIII, cuando, ni más ni menos que el mismísimo Voltaire, ideó un método ‘infalible’ para ganarla.

El famoso filósofo, escritor e historiador fue un defensor acérrimo del uso de la razón y la lógica como medio de conocimiento. Gracias a ambas, creó una técnica para ganar la lotería reiteradamente. Sí, ya en esta época, existían los juegos de azar. Concretamente, en la década de 1720, Francia atravesaba una importante crisis económica. 

Por ello, para incentivar a la gente a comprar bonos de la Corona, y obtener mayores ingresos, el ministro de finanzas Michel Robert Le Pelletier-Desforts tuvo la idea de poner a la venta billetes de lotería, pero solo podían comprarlos los poseedores de los bonos de la Corona: por cada bono, el propietario podía comprar un boleto de lotería, con un coste que variaba dependiendo del valor del mismo. Sin embargo, aunque el precio variaba, todos tenían las mismas posibilidades de salir premiados. Y fue el primer error que aprovechó Voltaire para hacerse rico. 

Cómo consiguió Voltaire ganar la lotería varias veces

El funcionamiento de la lotería francesa era el siguiente: por cada bono, podías comprar un boleto de lotería, y todos tenían exactamente las mismas posibilidades de salir premiados. El premio en juego, era más que suculento: 500.000 libras más un reintegro por el valor del bono. 

Voltaire se dio cuenta de los errores de este sistema. En primer lugar, se recibía el mismo número de boletos (uno) por los bonos, sin importar que el bono adquirido hubiera costado más o menos. Esto es, uno que compraba un bono de 100.000 libras, tenía las mismas posibilidades de ganar que uno que había comprado uno de 1.000 libras. Además, el premio era el mismo para todos, independientemente también del valor del bono (este solo importaba para la cantidad que se recibía por el reintegro, que en todos los casos era mucho menor que el premio en sí mismo). 
 
Pero, todavía más, se sumaba el hecho de que el precio de los boletos era proporcional al valor del bono. Es decir, que los que compraban los bonos más caros, no solo tenían las mismas posibilidades de ganar que los que habían comprado los más baratos, sino que el premio era el mismo, aunque les hubiera costado más caro participar que a ellos.

Así pues, el truco era claro: lo más rentable era comprar los boletos con una inversión más baja. Es decir, comprar los bonos de la Corona que fueran más baratos. Es lo que hizo Voltaire junto al matemático Charles Condamine, que se dedicaban a comprar los más asequibles, y así uno siempre acababa tocando. 

Para no levantar sospechas, crearon un grupo de inversores, y así podían comprar más boletos con la ventaja de que no aparecía siempre el mismo ganador. Las ganancias se las repartían entre todos, consiguiendo ganar la lotería en repetidas ocasiones. De ese modo, consiguieron ampliar su fortuna mes a mes. Pero, como todo, tuvo su final. Y todo por un descuido de Voltaire, al que le pudo su deseo de burla.

Descubrimiento del truco del Voltaire

Por aquel entonces, se debían firmar los boletos de la lotería por el reverso, al igual que era común escribir pequeñas frases de buena suerte. Al filósofo se le ocurrió escribir en ellos coletillas burlonas como “Larga vida a monsieur Pelletier-Desforts” o “Esta es la genial idea de M.L.C.” (monsieur La Condamine). Eso hizo saltar las alarmas, llamando la atención de las autoridades que se pusieron a investigar. Y, efectivamente, les dieron caza. 

Cuando se descubrió todo, el ministro de Finanzas llevó a juicio al grupo inversor, aunque el juez no les condenó. No habían hecho nada ilegal, por lo que no se les podía culpar de nada. No obstante, sí supuso el final de la lotería de bonos, aunque para entonces a los socios de Voltaire les había dado tiempo a embolsarse medio millón de libras, según las estimaciones.

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