El pueblo de Sevilla en el que un dragón prehistórico y un castillo protegen a sus panaderos

Sevilla está llena de lugares ocultos con encanto que pueden cautivar hasta al más viajero. Aunque hoy en día con la difusión a través de las redes sociales parece difícil que nos queden lugares sin descubrir, todavía quedan rincones que pocos conocen o aún no están del todo explotados por el turismo. A veces, recurrir a los pueblos es la mejor opción para encontrar lugares bonitos que estén poco masificados. Una gran oportunidad de hacerlo es ir a Alcalá de Guadaíra, un municipio que pertenece a Sevilla y que tiene un castillo prehistórico que custodia a sus pobladores, así como el Puente del Dragón, que recuerda a la época medieval.

A tan solo 20 kilómetros de Sevilla, Alcalá de Guadaíra combina historia, una arquitectura impresionante y su tradición panadera. Su famoso Puente del Dragón, inaugurado en 2007, se ha convertido en un símbolo local que, junto al castillo almohade y los antiguos molinos, lo hacen ser una parada obligatoria para todo aquel que esté de ruta de pueblos por Andalucía.​

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Un dragón que custodia el castillo

El Puente del Dragón, diseñado por el ingeniero José Luis Manzanares, destaca por su forma que emula a un dragón emergiendo del cerro del castillo y cruzando el río Guadaíra. Con 123 metros de longitud, su estructura está revestida con cerámica artesanal al estilo del trencadís, de forma muy similar y recordando la obra de Gaudí en el Park Güell.

Este puente es el único figurativo de Europa y fue elegido por votación popular en un concurso organizado por la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra . Su diseño no solo cumple una función práctica al conectar la A-92 con la A-392, sino que también simboliza la protección del castillo y la ciudad.​

Leyendas y mitos en torno al dragón

Varias leyendas rodean al Puente del Dragón. Una de ellas cuenta que, durante la época almohade, un niño noble crió un huevo de dragón en una cueva cercana al castillo, y el dragón nacido se convirtió en su protector. Otra historia dice que el dragón simboliza el fuego que alimentaba los hornos donde los panaderos locales elaboraban su famoso pan.

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Aunque estas narraciones no tienen ninguna fuente fiable, siempre eran promovidas por el propio Manzanares para dotar al puente de un carácter legendario, haciéndolo así más especial y único.

Alcalá de los Panaderos: qué ver en este pueblo

Conocida como "Alcalá de los Panaderos", la ciudad tiene también este nombre por los numerosos molinos harineros que se alinean a lo largo del río Guadaíra. Estos molinos, algunos subterráneos, fueron fundamentales en la producción de pan, una tradición que aún perdura.

El castillo de Alcalá de Guadaíra, una de las fortalezas almohades más grandes de Europa, está en lo más alto del municipio, por lo que subir a disfrutar de sus vistas panorámicas tiene que ser parada obligatoria. Este castillo, aunque cuenta con una colección de torres defensivas muy poderosas, tiene una protección aún más importante, que no es otra que la defensa natural que ofrecen los barrancos de 50 metros que se encuentran a sus faldas. Se trata de una fortaleza de origen almohade que se fue ampliando desde su construcción, en el siglo XII, hasta alcanzar 20 hectáreas de superficie.

Alcalá de Guadaíra ha lanzado recientemente la marca turística "Un río de emociones", destacando su patrimonio natural, cultural y gastronómico . Los visitantes pueden disfrutar de rutas por el Parque de Oromana, actividades en el río, y eventos culturales como el Día Mundial del Pan, celebrado en octubre.

El origen de Alcalá de Guadaíra

La historia de Alcalá de Guadaíra se remonta a tiempos prehistóricos, cuando su localización privilegiada y el entorno natural favorecieron la aparición de los primeros asentamientos humanos. No obstante, la ocupación estable del territorio no se consolidó hasta el año 1247, momento en el que comenzó a configurarse la villa tal y como se conoce en la actualidad.

Cuando más creció esta ciudad fue durante el periodo almohade, que supuso un gran avance en lo que a la economía regional se refiere. En esa época se levantaron infraestructuras clave como el castillo, sin duda el monumento más reconocible del pueblo, y los molinos harineros, fundamentales para que muchos profesionales pudieran desarrollar su actividad panadera. El antiguo nombre de la ciudad también es de esta época: Qalat Chabir, que puede traducirse como "la fortaleza del río del abasto".