
Giorgia Meloni ha zanjado la polémica sobre el gasto en defensa con una sonrisa y un mensaje directo en que dice que “España ha firmado exactamente lo mismo que Italia”. La primera ministra italiana respondía así al presidente Pedro Sánchez, que esta semana rechazó públicamente el aumento al 5% del PIB en gasto militar pactado en la cumbre de la OTAN en La Haya.
La realidad es que los 32 países aliados (incluida España) han sellado un acuerdo para elevar el gasto conjunto en defensa y seguridad hasta el 5% del PIB (3,5% en defensa y 1,5% en seguridad). Sánchez niega haber aceptado el objetivo, pero desde Italia subrayan que no hay diferencias entre los firmantes. “Todo el mundo ha dicho: ¡Viva, bien hecho!”, ironizó Meloni ante la prensa internacional.
El acuerdo llega en un momento en el que los Presupuestos Generales del Estado están bajo presión y la oposición española advierte del posible desvío de fondos de políticas sociales hacia el rearme. Meloni, por su parte, rechaza este extremo: “No desviaremos ni un solo euro de otras prioridades para proteger a los italianos”, aseguró, defendiendo la sostenibilidad del aumento y su potencial para «reforzar las empresas italianas» y crear “una política económica expansiva”.
El impacto económico es inmediato, y en la Bolsa de Milán se ha visto cómo todas las grandes empresas del sector de defensa, encabezadas por la multinacional Leonardo, subían tras conocerse el acuerdo. En España, el Gobierno evita concretar cifras, mientras que en Italia se vincula el rearme a la creación de empleo y al impulso de la industria.
Quedan preguntas clave sin respuesta: ¿En qué plazo deben los países alcanzar el 5%? ¿A cuánto ascendería exactamente este esfuerzo para la economía española? El Gobierno de España es claro y aseguran que “no se comprometerán partidas sociales”, pero la falta de cifras concretas alimenta la controversia.
Según las palabra de Meloni, “una parte significativa de estos recursos, si actuamos bien, se destina a fortalecer a las empresas. Es un círculo virtuoso”. Aun así, el debate sigue abierto: ¿Es posible aumentar el gasto militar sin sacrificar otras prioridades sociales? Por ahora, la respuesta oficial de Madrid evita entrar en detalles mientras Italia presume de transparencia.