Un indigente que pedía en los semáforos gastó 5 euros en un ‘rasca y gana’ y se llevó un premio de 300.000 euros

La vida de este hombre dio un cambio radical. De llevar años sin trabajo tener que pedir en los semáforos a tener 300.000 euros para empezar de cero.

Un billete de 'rasca y gana'
Un billete de 'rasca y gana' AdobeStock
Lucía Rodríguez Ayala

La suerte a veces sonríe a quien más lo necesita, y es justo el caso de un indigente de 60 años que pedía dinero en los semáforos y que ha ganado un premio de 300.000 euros en una tarjeta de los conocidos ‘rasca y gana’.  

Así lo explican desde el medio italiano ‘L’Unione Sarda’ quien se hizo eco de la historia de Tiziano. Este hombre tras pasar varios años desempleado se veía obligado a mendigar en los semáforos haciendo un espectáculo con su gorra para poder conseguir dinero para vivir junto a su madre. Antes de ganar la tarjeta rasca y gana, era conocido por los conductores que pasaban por el cruce en el que solía estar.  

Después de un tiempo teniendo que recurrir a la caridad de otros para sobrevivir, la suerte por fin se puso de su lado y gracias a este conocido sorteo de lotería, ganó 300.000 euros tras solo invertir 5 euros en la tarjeta.  

Un gran cambio en su vida por el que se muestra muy agradecido 

Según la información del medio citado, el hombre compró su tarjeta de rasca y gana premiada en la máquina expendedora de un estanco tal y como explico el propio propietario del mismo.  

Lo primero que hizo al cobrar el premio fue cambiar su imagen, se recortó la barba y el pelo y se presentó en el propio estanco para mostrar su agradecimiento. Pero este establecimiento no fue el único con el que se sentía agradecido. Cuenta que también invitó a todos empleado del banco que destinaron el cobro del premio  

Sobre a como invirtió el dinero recibido, el propietario del estanco explica al medio que, en un principio el hombre dudaba sobre si comprarse un coche, pero que finalmente optó por un medio de transporte más asequible, y se compró una bicicleta. La explicación a este cambio de decisión no tiene que ver con el dinero sino porque “en el fondo le gusta sentirse libre", aclaró el estanquero.  

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