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Estados Unidos acusa a la inteligencia artificial china DeepSeek de espionaje masivo y de ser el “arma secreta” del régimen de Xi Jinping

Vinculada a proyectos nucleares y señalada por manipular y censurar información, DeepSeek supera a ChatGPT a precio de saldo mientras la Casa Blanca investiga a Nvidia por suministrarle chips clave. La IA que China vende como “revolución tecnológica” es ya objetivo de prohibiciones en medio mundo.


Móvil conectado a Deepseek
Estados Unidos acusa a la inteligencia artificial china DeepSeek de espionaje masivo y de ser el “arma secreta” del régimen de Xi Jinping |Archivo
Francisco Miralles
Fecha de actualización:

DeepSeek no es solo otro chatbot chino. Es la joya tecnológica de Pekín que, mientras se presenta como herramienta de apoyo en hospitales y oficinas públicas, ha sido identificada por EEUU como el “arma secreta” de Xi Jinping para ganar la guerra de la inteligencia artificial. La IA, desplegada ya en hospitales militares, cuerpos de policía y vehículos autónomos del Ejército Popular de Liberación, es el eje de un conflicto tecnológico que va mucho más allá de los algoritmos: Washington la acusa de espionaje masivo, manipulación informativa y colaboración directa con los servicios militares y nucleares chinos.

Los hospitales militares de China, incluidos los del poderoso Mando Central, ya emplean DeepSeek para apoyar diagnósticos y tratamientos, mientras la IA procesa datos médicos de soldados y civiles en servidores locales “totalmente controlados” por el régimen, según fuentes oficiales chinas. Pero el salto de DeepSeek va mucho más allá del bisturí y la inteligencia artificial ha sido desplegada en la policía armada y en programas de formación de soldados, y el proveedor Chongqing Landship ha reconocido su uso para “identificar objetivos en imágenes satelitales” y “proporcionar apoyo a la toma de decisiones militares” tal y como recoge The Independent.

El discurso de China es de modernización y eficiencia: DeepSeek “supera a ChatGPT en varios indicadores, a un coste muy inferior”, proclama la propaganda estatal. En paralelo, el gobierno de Xi Jinping la ha convertido en símbolo de soberanía tecnológica, integrando la IA en proyectos públicos y privados. El propio presidente la ha bendecido en reuniones con la élite empresarial, en plena escalada de la guerra fría tecnológica con EEUU.

EEUU acusa a DeepSeek de espionaje y desata la guerra de los chips

Pero detrás de la narrativa oficial, los informes occidentales dibujan un escenario de máxima alerta. El Congreso de EEUU acusa a DeepSeek de “recolectar y transferir datos de usuarios a Pekín, manipular resultados de búsqueda para alinear el discurso con el Partido Comunista y haber utilizado técnicas ilegales para entrenar sus modelos usando tecnología de OpenAI y chips restringidos de Nvidia” según recoge el Forbes.

El informe de la firma de análisis Exiger, citado por el New York Times, documenta que “DeepSeek y su plantilla han trabajado en 396 proyectos de IA financiados por el Ejército chino, incluyendo el desarrollo y pruebas de armas nucleares”. La misma investigación revela que, mientras participaba en estos programas militares, DeepSeek colaboró con más de 40 universidades y empresas de EEUU en los últimos cinco años, saltándose barreras de exportación tecnológica.

Washington ha puesto el foco en Nvidia, acusada de haber suministrado más de 60.000 chips a DeepSeek (algunos a través de países intermediarios como Singapur y Malasia) en posible violación de las sanciones. Nvidia se defiende: “Cumplimos con todas las leyes y cortamos relaciones si detectamos lo contrario”, pero la presión política no afloja. El Congreso exige a Nvidia una lista completa de clientes en Asia y no descarta nuevas sanciones.

A las acusaciones de espionaje y robo tecnológico se suma la denuncia por censura y manipulación: según el informe del Comité Selecto sobre el Partido Comunista Chino, DeepSeek “suprime el 85% de las respuestas sobre derechos humanos, democracia, Taiwán o Hong Kong”, y mantiene código oculto que permite enviar datos a China Mobile, compañía vetada en EEUU por sus vínculos con el ejército.

Prohibida en Estados Unidos

El resultado es, que DeepSeek ha sido vetada en organismos oficiales de EEUU, Australia, India, Italia, Corea del Sur y Taiwán. La NASA y la Marina de EEUU han prohibido su uso en dispositivos oficiales por “riesgo inaceptable”. La propia Casa Blanca, con el respaldo de republicanos y demócratas, plantea ahora extender el veto a toda la administración federal y endurecer los controles de exportación tecnológica.

El contexto no ayuda, ya que desde la llegada de DeepSeek al mercado, las grandes tecnológicas estadounidenses han sufrido pérdidas millonarias en bolsa, con desplomes históricos como el de Nvidia, que perdió 600.000 millones en una sola jornada tras el “wake-up call” de Trump. El pánico a que China supere a Silicon Valley ya no es paranoia, es política de Estado.

Mientras Pekín presenta DeepSeek como símbolo de “revolución tecnológica”, Occidente la identifica como la gran amenaza digital del régimen. La batalla ya no es solo por los datos: es una guerra fría de algoritmos y chips en la que quien controle la inteligencia artificial controlará el futuro.