La subida de los precios de los combustibles fósiles ha alcanzado un nuevo récord en España, donde el litro de gasolina se ha situado por encima de los 1,7 euros, mientras que el del gasóleo, en los 1,6 euros, según los últimos datos que ofrece el Boletín Petrolero de la Unión Europea. Ya son siete semanas consecutivas de tendencia al alza que suponen un incremento del 30% respecto al mismo periodo del año pasado, cuando el precio medio era de 1,3 euros.
Nunca antes había costado tanto repostar en este 2023. De hecho, hay que remontarse a noviembre de 2022 para ver precios tan altos en los carteles de precios de gasolineras y estaciones de servicio. Los motivos de este encarecimiento son varios: la recuperación de la demanda tras la pandemia, la escasez de suministro por las tensiones geopolíticas, el aumento de los impuestos y el encarecimiento de los derechos de emisión de CO2. Estos factores han provocado que España tenga uno de los precios más altos de Europa, solo superado por países como Países Bajos, Italia o Grecia.
Los daños colaterales en la economía, el medio ambiente y la movilidad de los ciudadanos, que tendrán que afrontar un mayor gasto en sus desplazamientos, se intensificarán. Ante este escenario, el Gobierno de España anunció medidas para aliviar la presión sobre los consumidores, como la rebaja del impuesto especial sobre hidrocarburos, la creación de un fondo para compensar a las empresas eléctricas por el alza del precio del gas o la ampliación del bono social térmico. Sin embargo, estas medidas han sido criticadas por algunos sectores, que las consideran insuficientes o contraproducentes para la transición energética.
La cara y cruz del diésel y la gasolina
El fin del descuento del Gobierno de 20 céntimos por litro en el diésel y la gasolina ha supuesto un duro golpe para los bolsillos de los conductores. No así la bonificación a los combustibles para el sector del transporte profesional por carretera, que el Ejecutivo decidió extender hasta el 31 de diciembre de 2023. Según los datos del Ministerio de Transición Ecológica, el precio medio del diésel se ha incrementado un 13,5% desde el 1 de agosto, cuando se eliminó la medida.
El litro de este combustible pasó de costar 1,24 euros a 1,41 euros en la última semana de octubre. La gasolina, por su parte, ha experimentado una subida del 11,8% en el mismo periodo, pasando de 1,34 euros a 1,50 euros por litro. Estos aumentos suponen que llenar un depósito medio de unos 50 litros cueste ahora unos 10 euros más que hace tres meses.
Más allá de la retirada clave de la bonificación estatal al repostaje para la generalidad de los conductores, julio marcó el punto de inflexión de la nueva tendencia de los combustibles que viven su particular cara y cruz. Por un lado, ya se han rebasado ampliamente los umbrales en los que se movían los precios de los carburantes por excelencia antes de iniciarse la guerra de Ucrania el pasado 24 de febrero de 2022: 1,47 euros por litro, el diésel y 1,59 euros por litro, la gasolina. Pero por otro, todavía se mantiene alejado de su registro histórico, cuando en julio de 2022 la gasolina llegó a los 2,14 euros y el gasóleo, a los 2,1 euros.
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