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Quién era Pepe Mujica: de guerrillero y preso político a presidente de Uruguay y líder mundial

Fue guerrillero del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, pasando más de 10 años en la cárcel, para después ser jefe del Estado de Uruguay


Pepe Mujica en una convención política
Pepe Mujica en una convención política |EFE
Antonio Montoya
Fecha de actualización:

Uno de los referentes de la izquierda y de la política internacional, José 'Pepe' Mujica, ha fallecido a los 89 años. Hubo y habrá muchos presidentes, pero ninguno como él. Su forma de vivir austera, en consonancia con sus ideales, contrastaba con el estilo de vida de la mayoría de representantes políticos. Pepe Mujica fue presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, pero su historia política comenzó décadas antes como guerrillero del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, por lo que pasó más de una década en prisión. Su transformación de preso político a jefe de Estado le convirtió en una figura emblemática a nivel mundial por su discurso humanista que conseguía calar en la inmensa mayoría de la población.

Conocido por su estilo de vida modesto, su oratoria sencilla y su defensa de la justicia social, Mujica trascendió las fronteras de Uruguay hasta convertirse en un símbolo global de integridad política. Su trayectoria, marcada por la lucha armada, la cárcel, el exilio y finalmente el poder institucional, resume medio siglo de historia uruguaya y latinoamericana.

De campesino a guerrillero: los inicios de Pepe Mujica

Los inicios del expresidente no fueron sencillos. José Mujica nació el 20 de mayo de 1935 en Montevideo, Uruguay. De origen humilde, trabajó desde joven en el campo, adquiriendo poco a poco una serie de ideales que fueron construyendo su personalidad política. En la década de 1960, se integró al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), una organización armada de inspiración guevarista que buscaba transformar la estructura social del país. Ahí comenzó su difícil época de guerrillero y revolucionario.

Durante los años más intensos de actividad del MLN-T, Mujica participó en acciones armadas, incluyendo asaltos bancarios y redistribución de alimentos. Fue detenido por primera vez en 1970, pero logró fugarse de prisión. Con todo y con eso fue recapturado en 1972, lo que supuso para él pasar una larga temporada en la cárcel en unas condiciones bastante duras, hasta 1985.

Pasó 13 años en la cárcel: una etapa muy dura

La dictadura cívico-militar uruguaya (1973-1985) mantuvo a Mujica como uno de los “rehenes” del régimen, sometido a aislamiento extremo. Durante esos años, sufrió torturas físicas y psicológicas. Su caso se convirtió en un símbolo de la represión política en América Latina, llegando a todas partes del mundo, comenzando a ser venerado en multitud de países.

Tras su liberación en 1985, con el retorno de la democracia, Mujica abandonó la lucha armada y se reincorporó a la vida política institucional, canalizando su activismo a través de la vía parlamentaria.

Su salto a la política institucional

En 1989 cofundó el Movimiento de Participación Popular (MPP), una fuerza política dentro del Frente Amplio, coalición de izquierda. Lo eligieron como diputado en 1994 y senador en 1999. Durante este período, comenzó a forjar su imagen pública: campechano, directo, con un discurso accesible y enfocado en la igualdad social.

Fue ganando importancia durante el primer gobierno del Frente Amplio, presidido por Tabaré Vázquez. Mujica fue nombrado ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca entre 2005 y 2008, donde defendió la producción nacional y el desarrollo rural.

Presidencia de Uruguay (2010-2015): seguía viviendo igual

En 2010, Mujica asumió la presidencia tras ganar las elecciones de 2009. Durante su mandato, promovió políticas progresistas como la legalización del aborto, el matrimonio igualitario y la regulación del mercado del cannabis, lo que situó a Uruguay a la vanguardia en derechos civiles en América Latina.

Mantuvo un estilo austero: vivía en su chacra rural, conducía un escarabajo Volkswagen de 1987 y donaba la mayor parte de su sueldo a causas sociales. Estas características reforzaron su imagen como “el presidente más pobre del mundo”, apelativo que rechazaba, pero que ayudó a consolidar su figura internacional.

Lo que dejó al mundo y por qué ‘nunca se fue’ de la política

Tras dejar la presidencia en 2015, Mujica volvió al Senado, desde donde siguió participando activamente en el debate político. Finalmente, renunció en 2020 alegando motivos de salud y edad avanzada, aunque continuó ofreciendo charlas y entrevistas sobre política, ética y juventud.

Mujica se ha convertido en un referente ético a nivel global, invitado a foros internacionales como la ONU y universidades como Harvard. Su legado trasciende por su autenticidad y su mensaje de sencillez y compromiso social.

Lo que dicen de él

Algunas personas de renombre del ámbito político, académico y social han valorado la figura de Mujica como un ejemplo de coherencia y transformación personal. Desde antiguos guerrilleros hasta jefes de Estado, muchos han elogiado su paso de la confrontación armada a la institucionalidad democrática.

La historia de su vida es una muestra clara de la transición que ha vivido América Latina para pasar de los regímenes autoritarios a los modelos democráticos y participativos que existen en la actualidad. Mujica representa, para muchos, la posibilidad de un liderazgo ético, alejado de privilegios y centrado en el bien común. Pocos políticos o ex-políticos son un ejemplo tan claro de esto, por lo que el legado de Mujica perdurará en la historia.