¿Por qué se están produciendo tantos despidos en el sector tecnológico?

Los despidos masivos de Google, Microsoft, Meta, Alphabet o Amazon marcan el final de la época dorada en el sector. Dos son los principales motivos: el parón al consumo y la subida de los tipos de interés que ha cortado el grifo a las startups.

Mujer despedida de su trabajo
Mujer despedida de su trabajo
Javier Martín

Los despidos en el sector tecnológico rozan ya los 100.000 en lo que se lleva de 2023. Meta, la matriz de Facebook, Instagram o WhatsApp y el ambicioso proyecto de Mark Zuckerberg, ha sido la última en contribuir a ello al anunciar recientemente 10.000 despidos más. En noviembre del año pasado ya anunció otros 11.000, el 13% de su plantilla.

Se unen a los que se han ido sucediendo en los últimos meses en Amazon, que lidera el ranking del número de despidos, con 18.000; Google, con 12.000, Microsoft, con 10.000, Salesforce, con 7.000, Dell, con 6.650, HP, con cerca de 5.000, Cisco, con 4.100, Peloton, con 4.000, o IBM, con 3.900. Y hasta el Twitter de Elon Musk, con 3.700. En total, las tecnológicas prescindieron de más de 150.000 trabajadores en 2022, según la web ‘Layoffs.fyi’. Un panorama que se espera que se prolongue durante todo el año.

La mayoría de ellas ni siquiera ha manifestado pérdidas en sus recientes balances anuales, aunque sí una reducción considerable en sus ingresos. Meta, por ejemplo, informó de un beneficio neto de 23.200 millones de dólares (21.725 millones de euros) en 2022. Casi la mitad menos (un 41%), que en 2021.

El objetivo, según el propio Zuckerberg, es ser “una empresa tecnológica mejor y mejorar los resultados financieros en un entorno difícil". Esperamos poder ejecutar nuestra visión a largo plazo. Va a ser difícil, pero no hay forma de evitarlo”, explicó, aludiendo al espinoso contexto económico y financiero, que recientemente ha hecho quebrar a uno de los bancos más importantes de Estados Unidos, como el Silicon Valley Bank.

Despidos en las tecnológicas: ¿el final de una era?

En apenas un año, el panorama ha dado un vuelco en el sector de este tipo de startups o empresas de novedosa creación, pasando de ser uno de los que aglutinan mayor nicho de trabajo y un imán para los inversores al blanco principal de las rescisiones de contrato para con sus empleados. Del paraíso, al infierno. O en ese camino está, podría decirse, prácticamente.

El confinamiento, la apuesta masiva por el entretenimiento y los productos tecnológicos y el ‘boom’ del teletrabajo y el consecuente uso de los métodos y vías digitalizadas acabó de impulsar un proceso ya de por sí puesto en marcha. El resultado fue la cotización al alza de este tipo de empresas relacionadas con la tecnología , tanto literal como figurado.

Todos querían trabajar allí; todos querían invertir en el sector por la alta rentabilidad que generaban. Pero ahora, del crecimiento sin frenos se ha pasado a la contención y la prevención. Es la estrategia, la de primar la rentabilidad al crecimiento, que han adoptado las ‘Big Five’, las cinco grandes empresas tecnológicas de Estados Unidos, y que provocan un efecto contagio en el resto.

Un caldo de cultivo que ‘ahoga’ al sector ‘tech’

Hasta que llegó la inflación y el alza generalizada de precios para comenzar a echar por tierra la época dorada ‘tech’. Y poco después, el golpe definitivo: la guerra en Ucrania tras la invasión de Rusia, que todavía no emite síntomas de finalización. La economía se resintió y los bancos centrales, el Europeo y la Reserva Federal (el de Estados Unidos) se vieron abocados a tomar el testigo y apostar por endurecer las políticas monetarias mediante la subida de los tipos de interés. Ocho encadena ya la Reserva Federal, por las cinco del Banco Central Europeo (BCE), que ya ha anunciado la sexta.

El precio del dinero, y de moverlo, cuesta más. Además, la inflación está minimizando el poder adquisitivo, rebajando el nivel de compra y, consecuentemente, la demanda de los consumidores. Algo que ha forzado a las empresas del sector, que se veían alimentadas por los fondos de capital riesgo y el resto de inversores que ahora han visto reducida su liquidez, a recortar el enorme grueso de personal que tenían para equilibrar balances y prevenir pérdidas.  Este era uno de sus mayores gastos. Las malas previsiones en el horizonte a corto-medio plazo, además, ha acabado por hacer el resto.
 
“Hemos crecido de forma dramática en los últimos dos años con perspectivas económicas muy distintas a las de hoy”, declaraba el consejero delegado de Alphabet, la matriz de Google, Sundar Pichai. “Mucha gente predijo que la aceleración del comercio electrónico seguiría después de la pandemia, yo también lo hice, y por eso aumenté las inversiones. Lamentablemente las expectativas no se cumplieron, el comercio online volvió a los niveles prepandémicos y la coyuntura macroeconómica lo puso más difícil”, resumía bien, por su parte, Zuckerberg.

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