Limpiaban una casa heredada y encuentras 600.000 euros en lingotes y monedas de oro: estaba escondido en tarros y una caja fuerte

Lo que parecía una simple limpieza de una casa antigua terminó en un hallazgo insólito. En la localidad de Morez, en el este de Francia, empleados municipales y el alcalde local encontraron cinco lingotes de oro y más de 1.000 monedas, cuidadosamente escondidos en tarros de mermelada y una caja fuerte olvidada. El valor total del hallazgo superó los 600.000 euros.

La vivienda, ubicada en el centro de esta pequeña ciudad en el departamento del Jura, había pertenecido a cuatro hermanos que vivieron allí durante décadas sin tener descendencia. Tras el fallecimiento del último de ellos, un pariente lejano vendió la propiedad al Ayuntamiento por 130.000 euros. Nadie imaginaba lo que había dentro.

Un descubrimiento de película

“Había oído rumores de que podía haber oro escondido, pero pensaba que ya se lo habían llevado”, confesó el familiar que vendió la casa, según contó el alcalde Laurent Petit, quien no ocultó su asombro: “Nunca había tenido un lingote de oro en las manos. Pensaba que eran enormes, pero son pequeños, del tamaño de un paquete de cigarrillos”.

En plena pandemia, y ante las dificultades para contratar operarios, el propio Petit, junto con el jefe de servicios municipales y el responsable del museo local, se encargaron de revisar la vivienda. Cada uno exploró un piso, manteniendo la distancia de seguridad. En medio del polvo, encontraron tres tarros con lingotes y monedas ocultos tras otros objetos en una estantería. Poco después, hallaron una caja fuerte detrás de unas cajas, con cientos de monedas adicionales.

Qué pasará con el oro

El Ayuntamiento confirmó que el tesoro pertenece legalmente al municipio, ya que fue hallado en una propiedad pública. Aunque representa apenas el 10% del presupuesto anual de Morez, el dinero será destinado a un proyecto público aún por decidir.

“No nos ha convertido en el Las Vegas del Jura, pero sí nos ha sacado una sonrisa”, dijo el alcalde, que aún no termina de asimilar lo ocurrido.

La historia no solo sorprendió a los funcionarios locales. En un momento en que muchas pequeñas ciudades francesas luchan contra la despoblación, el caso de Morez ofrece una curiosa mezcla de pasado industrial, herencias olvidadas y un golpe de suerte que podría cambiar el rumbo del municipio.