Las advertencias de Trump de imponer aranceles amenazan la política monetaria europea

Los líderes de la UE advierten que, aunque no quieren entrar en una guerra comercial con Estados Unidos, habrá una respuesta conjunta.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump EFE
Blanca Martínez

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha tomado varias polémicas decisiones desde que fue nombrado, y una de ellas ha sido el anuncio de los aranceles para México, Canadá, (países con los que tiene un acuerdo de libre comercio desde 1994) y China el viernes y entraban en vigor el sábado. En concreto, la Casa Blanca implementaba una tasa del 25% sobre las importaciones de México y Canadá, mientras que a las de China se les sumaba un 10%. ¿La razón? Tal y como explicaba el Gobierno estadounidense, la crisis del fentanilo. 

La amenaza económica ha funcionado con los países norteamericanos, que llegaron ayer a un acuerdo con la Casa Blanca para suprimir la medida: México reforzará su frontera con EE.UU. Con 10.000 militares y Canadá invertirá 1.300 millones con el mismo objetivo. Medidas que han dado 30 días más a ambos países para negociar con Trump. 

Las amenazas de aranceles de Estados Unidos, sin embargo, no se quedan en el otro lado del mundo. El presidente estadounidense también ha amenazado con imponer aranceles a Europa. Tanto es así que este lunes se reunieron los líderes europeos para tratar las amenazas de Trump. Y su respuesta fue clara, aunque no quieren entrar en guerra comercial, aseguran que reaccionaran de forma conjunta si el presidente de EE.UU. Cumple con su amenaza.  

La política monetaria europea, en jaque 

Ahora, ¿qué impacto tiene la guerra arancelaria en nuestro continente? Si las amenazas de Trump culminan en aranceles con Europa, la política monetaria podría verse afectada.  

El arancel es un impuesto que se aplica a los bienes que se importan y se exportan. Es decir, un arancel entre Europa y Estados Unidos incrementaría el precio de los bienes que importamos desde EE. UU. Y, por ende, la inflación.  

Una guerra arancelaria podría condicionar la política de un BCE, cuyo objetivo principal es contener la subida de precios en el 2%, que se encuentra ahora en un periodo de bajada de tipos de interés, y que tiene ahora como reto impulsar el crecimiento económico.  

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