Las necesidades de los trabajadores han cambiado y las empresas deben adaptarse a ellas (un ejemplo, es el cronnoworking). Ya no solo para captar y retener el mejor talento, o aumentar la productividad, sino también para conseguir un buen clima laboral y espacios de trabajo cómodos, seguros y atractivos para su plantilla. Y, para lograrlo, ha surgido una nueva figura que puede marcar la diferencia: los gestores de la felicidad.
Su nombre, cuanto menos, es atrayente. Pero, ¿qué son? ¿De qué se encargan? ¿Cuáles son los beneficios que presentan? ¿Es una posición que deben adoptar todas las empresas? A todas estas preguntas nos ha respondido Nerea Ruiz, psicóloga y People Manager en Qaizzen, quien, entre otras funciones, ha actuado como propia gestora de la felicidad.
¿Qué son los gestores de la felicidad?
“Son unos profesionales que básicamente se encargan, dentro de las empresas, de promover el bienestar y satisfacción de los trabajadores y bueno, de todas las personas que forman parte de la organización. ¿A qué se dedican? Pueden dedicarse desde diseñar e implementar programas de bienestar, desde salud física, mental y emocional, hasta fomentar una cultura organizacional positiva, mejorar el clima laboral, o realizar dentro también de estos programas sesiones one to one o más cercanas hacia los empleados. Esas son algunas de las muchísimas funciones que tienen”, explica Nerea.
Ahora, muchos podrían preguntarse en qué se diferencian estos profesionales del personal convencional de Recursos Humanos (RRHH): “Actualmente, mi sensación es que esta figura se está implementando cada vez más en los recursos humanos, pero lo que lo diferencia principalmente es que, hasta este momento, los recursos humanos más convencionales se han dedicado más a los temas legales, nóminas, contratación, temas burocráticos… Y los gestores de la felicidad se encargan más de tener esa actitud proactiva hacia los empleados, de implementar estos programas y realizar estos análisis de necesidades que puedan tener en la organización”.
Beneficios de contar con un gestor de la felicidad
Tras conocer sus funciones, es fácil identificar algunos beneficios de contar con un gestor de la felicidad, pero esta psicóloga nos lo explica: “Provocan una mejora muy sustancial en el clima laboral. Crean una cultura organizacional positiva, que mejora muchísimo el clima laboral y atrae y retiene mucho talento. Al final las empresas crean esa reputación de implementar todos estos programas y, bueno, de hecho hay un último estudio en el que los profesionales y empleados que están actualmente en busca de empleo lo que más buscan es un buen clima de empleo. Entonces tener un gestor de la felicidad es algo primordial en este tiempo”.
Así pues, los gestores de la felicidad podrían ser especialmente útiles en aquellos sectores donde hay escasez de talento, como en el IT, pudiendo actuar como una posible solución a este problema: “Totalmente. De hecho, los gestores de la felicidad actuales donde más se están implementando en la actualidad es en el sector IT. Al final, empresas con altísimo nivel de estrés, como pueden ser el sector IT, salud, etc, necesitan esa figura porque al final muchas veces las personas ni siquiera se van por unas mejores condiciones laborales o un mejor salario, sino que se van porque no son capaces de tener o desarrollar unas herramientas que les ayuden a lidiar con el estrés diario en el trabajo. Tener ese valor añadido hace al final que tus empleados estén mucho más felices”.
Y, hablando de problemas que deben resolverse en el ámbito laboral, nos encontramos con un gran aumento de las bajas laborales por problemas de salud mental. Estrés, ansiedad, depresión… Conforman ya una de las causas principales de incapacidad temporal. ¿Puede ayudar un gestor de la felicidad a frenar este aumento? “Por supuesto. Una de las funciones del gestor de la felicidad es la creación de programas de bienestar, también buscar un apoyo psicológico externo. Al centrarse principalmente en la prevención es capaz de analizar las posibles causas y por supuesto prevenirlas”.
Por ello, para Nerea Ruiz esta figura se puede implantar en cualquier compañía, independientemente del sector o de su tamaño: “Cualquier empresa podría tener un gestor de la felicidad. Cada trabajo tiene sus riesgos psicosociales y emocionales y prevenir eso de primera instancia con un gestor de la felicidad es primordial”.
En España ahora están en auge, aunque queda camino por recorrer: “Se está empezando a implantar bastante gracias a las campañas de salud mental y ese fomento a cuidarla, no solo la física. Personalmente, por lo que yo he visto, está implementada en grandes corporaciones, como puede ser Google o Deloitte, o en las startups más innovadoras que están muy concienciadas con el bienestar emocional y la salud mental. Pero todavía nos queda mucho trabajo por hacer”.
Actuación de los gestores de la felicidad
Para que los gestores de la felicidad puedan cumplir con sus funciones adecuadamente, “es muy importante transmitir las necesidades de los empleados a dirección, porque en un momento determinado se puede necesitar hacer un cambio organizacional o cualquier cambio más sustancial”.
Precisamente por este motivo, explica Ruiz, “debe haber una comunicación muy abierta en cuanto a todo lo que son estos programas y, sobre todo, crear un ambiente de confianza en el que en un momento determinado se pueda hablar de que se necesita hacer este cambio o de que se tiene una necesidad concreta. Aunque al final, dirección son los primeros que quieren que los empleados sean productivos, que estén bien”.
Porque sí, está demostrado, tener a los empleados contentos, ayuda a mejorar la productividad: “Al final las personas que se sienten escuchadas o valoradas en un ambiente de trabajo y en la vida diaria tienden a dar más, a ser más productivos. La gente cuando es feliz, es más productiva, está científicamente demostrado. Las personas más felices son las más resilientes”.
El último punto: para que esto sea así, se ha dicho que es vital tener una buena comunicación en la empresa, pero, ¿pueden tener los empleados miedo a hablar? ¿Y si temen sufrir después represalias?: “Uno de los puntos fundamentales es garantizar la confidencialidad de los trabajadores. Hay que proteger que de ninguna manera, desde sus managers, dirección o incluso sus propios compañeros, puedan saber qué persona ha dicho cada cosa”.
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