La inflación obliga a los hogares españoles a retirar más depósitos bancarios que nunca

Según el INE, las familias cerraron agosto con 21.847 millones menos en sus depósitos bancarios que a cierre de 2022, un 2,22% del total.

Se produce la mayor retirada de depósitos de la historia EFE
Javier Martín

La situación económica de España se ha complicado en los últimos meses. Tanto, que las familias españolas han tenido que ‘romper la hucha’ de sus ahorros bancarios. La inflación sigue haciendo mella (el IPC cerró septiembre en el 3,5%, según el INE), por lo que el encarecimiento de los préstamos, especialmente de las hipotecas firmadas a tipo variable, no cesa (el euríbor en tasa diaria ya ha rebasado en seis jornadas de septiembre el 4,2%). A esto se le une la escasa remuneración de la banca (en julio ofreció un 2,36% a un año, por debajo del 2,83% de la zona euro). 

Una tormenta perfecta que deja entre enero y agosto la mayor retirada de depósitos bancarios de las familias de la historia. En concreto, los hogares cerraron agosto con 963.040 millones de euros en sus cuentas en el sector financiero. Esto es, 21.847 millones menos que a cierre de 2022, suponen un 2,22% del total, según los datos publicados este jueves por el Banco de España. Una cifra nunca vista en los ocho primeros meses del año en la serie histórica, superando los 18.286 millones retirados entre enero y agosto de 2012.

Retirada de dinero con un objetivo

El retroceso se produce exclusivamente en la parte del montante acumulado en cuentas a la vista (aquellas que tienen una rentabilidad nula o mínima al tratarse de un dinero siempre disponible). Tanto si se mira mes a mes (-7.559 millones en agosto), respecto a diciembre del año pasado (-52.493 millones) e incluso en tasa interanual (-41.768 millones). Mientras, la cantidad a plazo crece (4.355 millones, 30.617 millones y 29.746 millones, respectivamente), pero en ningún caso al mismo ritmo de las retiradas.

Es decir, existe una tendencia clara en la que las familias aceleran el movimiento del dinero con varios objetivos: en unos casos, buscar algo de rentabilidad por ese dinero. En otros, para hacer frente a pagos recurrentes y paliar tanto el golpe de la inflación como el del aumento de los intereses financieros. Este proceso es muy estacional. En el caso de las familias, por ejemplo, se suele producir un repunte importante en junio y diciembre, cuando parte de los asalariados reciben las pagas extraordinarias. Sin embargo, esto no está sirviendo para compensar la pérdida de poder adquisitivo que sufren los consumidores.

El BCE quema el colchón de ahorro de la pandemia

“Se está produciendo una amortización anticipada de hipotecas ante la intensa subida del euríbor, hay un trasvase hacia renta fija dada la menor subida de la rentabilidad de los depósitos y los tipos más atractivos de la deuda pública, así como el impacto de la inflación que obliga a acudir al ahorro para mantener el nivel de consumo”, indica Joaquín Maudos, director adjunto del IVIE y catedrático de la Universidad de Valencia, en declaraciones a ‘El País’. 

Al mismo tiempo resume que, si bien la capacidad de ahorro generada por la pandemia se está consumiendo, está sirviendo, al mismo tiempo, para capear los efectos de la inflación y, por ejemplo, la subida de tipos que dispara el precio de las hipotecas. Las empresas también han retirado 15.209 millones de euros de sus depósitos bancarios en los últimos meses.

¿Qué opciones tienen entonces las familias para proteger sus ahorros? ¿Qué alternativas ofrece el mercado financiero? ¿Qué riesgos implican? 

Depósitos bancarios

Los depósitos bancarios son productos que ofrecen una rentabilidad fija y garantizada por un plazo determinado. Son una opción segura y sencilla para ahorrar sin asumir riesgos. Sin embargo, su rentabilidad es muy baja y no cubre la inflación. Según el Banco de España, la rentabilidad media de los depósitos a plazo fijo era del 0,05% en agosto, muy por debajo del 3,5% del IPC.

Además, los depósitos bancarios están sujetos a una retención fiscal del 19% sobre los intereses generados. Esto significa que si invertimos 10.000 euros a un año al 0,05%, obtendremos unos intereses brutos de 5 euros, pero solo nos quedarán 4,05 euros netos después de pagar impuestos. Es decir, habremos perdido poder adquisitivo.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que los depósitos bancarios están cubiertos por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), que garantiza hasta 100.000 euros por titular y entidad en caso de quiebra o insolvencia del banco. Esto supone una ventaja frente a otros productos financieros que no cuentan con esta protección.

Fondos de inversión

Los fondos de inversión son productos que invierten el dinero de los partícipes en distintos activos financieros (acciones, bonos, materias primas...) según una política definida previamente. Los fondos de inversión pueden ofrecer una rentabilidad superior a la de los depósitos bancarios, pero también implican un mayor riesgo y una menor liquidez.

La rentabilidad de los fondos de inversión depende de la evolución de los mercados y de la gestión del fondo. No hay una rentabilidad garantizada ni conocida de antemano. Además, los fondos de inversión pueden cobrar comisiones de gestión, depósito, suscripción y reembolso que reducen la rentabilidad final.

Los fondos de inversión también tienen una ventaja fiscal frente a los depósitos bancarios: permiten diferir el pago de impuestos hasta el momento del reembolso. Además, se puede traspasar el dinero de un fondo a otro sin tributar por las plusvalías generadas. Sin embargo, cuando se reembolsa el fondo, se aplica una retención fiscal del 19% sobre las ganancias obtenidas.

También es importante que estos no están cubiertos por el FGD, por lo que en caso de quiebra o insolvencia del banco o la gestora, los partícipes podrían perder todo o parte de su dinero. Sin embargo, los fondos de inversión son patrimonios separados de la entidad que los gestiona, por lo que no se ven afectados por su situación financiera.

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