
Llega la última semana del mes de agosto, en el que gran mayoría de los trabajadores españoles acostumbra a coger sus esperadas vacaciones, que están resultando las más caras de la última década a causa de la inflación. A algunos no les da tiempo suficiente a desconectar física, por el abuso de las nuevas tecnologías o la llamada hiperconexión, y mentalmente.
Ya sea porque se han podido coger pocos días o porque la carga psicológica era pesada, tras dos años afectados por las secuelas y las restricciones sanitarias derivadas de la pandemia. El 57% de los trabajadores llegan a final de año con vacaciones no usadas. El 90% trabaja más de 40 horas a la semana, pero el 40% piensa que no es suficiente motivo y es mejor quedarse en casa ahorrando.
Pero son totalmente necesarias. Como mínimo, “de quince días al año”, señala la psicóloga Elena Dapra a ‘La Sexta. "Cuando desconecto, me quito las preocupaciones del día a día. Cuando descanso, no hago ejercicio físico. A la pregunta de qué se debe hacer en vacaciones para desconectar del trabajo, aludió a diferenciar entre descansar y desconectar.
“Si me voy de viaje puedo no descansar, pero sí desconectar. La primera semana estamos pensando qué voy a hacer la semana anterior, qué es lo que voy a hacer cuando vuelva y en la segunda empiezo realmente a desconectar", explica. Descansar no es desconectar.
“Lo más importante es el estar en el aquí y ahora. Si estoy en la playa, estoy en la playa. Estar con los amigos, romperse rutinas…estas serían las cosas a hacer y que además son fáciles. Es decir, no hay que llevarse esas rutinas de vacaciones. No hay que hacer lo que se hace en el día”, concluye.
‘Trabacaciones’ ¿Síntoma de precariedad o problema psicológico?
Combinar los momentos de descanso con asuntos de trabajo más o menos urgentes. Si te identificas en mayor o menor medida con la afirmación, ‘trabacionas’. Es el término resultante de combinar trabajo y vacaciones. En definitiva, no acabar de desconectar del trabajo, un daño colateral que representan las bondades de la flexibilidad de algunos empleos y la autogestión de los horarios.
Eso limita las ventajas de las vacaciones y la desconexión de la rutina. Entre otras: aumentar y regenerar la energía cerebral, mejora en la resolución de problema, fortalecimiento del corazón, prevención de enfermedades, mejorar la calidad del trabajo, implementar el rendimiento o llamar a la creatividad o a la motivación. En definitiva, un ‘reset’ físico y mental cargado de razones.
"Dar la posibilidad a los profesionales de manejar sus agendas de forma autónoma es atractivo, a la vez que motivador. Eso sí, estas fórmulas tienen que ser aceptadas por ambas partes, el empleado y la empresa. Además el workation (trabajo durante el tiempo libre) debe estar remunerado", detalla José Manuel Casado, socio de 2.C Consulting. Richard Branson, CEO de Virgin, recomienda a sus empleados que tomen vacaciones cuando ellos quieran y durante el tiempo que estimen oportuno. Acabar con el presentismo, modelos resultadistas y dar importancia las habilidades de gestión del tiempo son los retos que debe afrontar la empresa.
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