La razón por la que Pedro Sánchez ahorra energía quitándose la corbata

El por qué se ahorra energía al no llevar corbata. La explicación del polémico gesto de Pedro Sánchez que ha movilizado al país entero.

El motivo por el que Pedro Sánchez sí que ahorra energía al no llevar corbata
Ahorró energético al no usar corbata
Esperanza Murcia

Ahorro. Es lo que más buscan los españoles en este momento. Más si es energético. Y en esa dirección apuntó Pedro Sánchez en unas declaraciones que sorprendieron al país entero: “Me gustaría que vieran que no llevo corbata; eso significa que podemos todos también ahorrar desde el punto de vista energético y he pedido a los ministros y ministras, a todos los responsables públicos y al sector privado, si aún no lo ha hecho, que cuando no sea necesario, que no la utilicen”. 

Lo que, a priori, parecía el culmen de la ridiculez, tiene más ciencia de la esperada. No llevar la corbata, da menos calor, lo que permite bajar el aire acondicionado. También en los espacios públicos, famosos por poner el termostato exageradamente alto (también ocurre en el Congreso). ¿Es para tanto el ahorro? Por cada grado que se sube la temperatura del aire acondicionado, se ahorra un 7% en la factura eléctrica. 

Así lo defendió 12 años atrás el exministro de Industria Miguel Sebastián, subiendo a la tribuna del Congreso de los Diputados sin el polémico accesorio. Lo que podría resultar insignificante, provocó el reproche de José Bono, el entonces presidente de la Cámara Baja. Sebastián, que hay que decir es economista, ahora ha vuelto a subirse al carro, ratificando nuevamente sus palabras: quitarse la corbata es “bueno para el PIB, bueno para el IPC y bueno para el medio ambiente”.

Japón, país pionero en dejar la corbata 

Ya lo dijo Miguel Sebastián, pero se ha vuelto a recordar: el ir sin corbata fue una medida que adoptó el Gobierno de Japón en 2005. El objetivo era cumplir con el protocolo de Kioto, aceptando esta vestimenta durante los meses veraniegos. Así, tanto los miembros del Ejecutivo japonés como sus funcionarios, tenían permitido vestirse más ligeros para acudir al Parlamento. Sí que marcaron cuando había que llevarla: en los actos oficiales o en las apariencias en televisión. 

En el mismo año, el Ministerio de Medio Ambiente del país nipón lanzó la campaña ‘Cool Bix’, que impulsaba a las oficinas y establecimientos a subir el aire acondicionado hasta los 28 grados. ¿La solución para no morirse de calor? Vestir con prendas frescas, quedando la corbata fuera. La iniciativa, tal como anunciaron a finales del ejercicio, logró la reducción de unas 460.000 toneladas de dióxido de carbono

La corbata, bandera política 

Empezó Pedro Sánchez, pero le han seguido el resto de políticos. La corbata se ha convertido en una bandera de partido: ya sea a favor o en contra. El PP no tardó en ridiculizar la idea, pidiendo a Sánchez que dejara de “distraer la atención de los ciudadanos”. Para los populares, se trata de una cortina de humo para alejar la atención de datos más importantes: la inflación por las nubes, este mes de julio al 10,8%

No acabó ahí su respuesta, pues una oleada de críticas golpeó al presidente por su “hipocresía”: poco después de su defensa anti-corbata para ahorrar energía, se subió en un Super Puma (un helicóptero del ejército del aire) para partir a los Balcanes a una visita oficial: "Le ha ahorrado al presidente del Gobierno apenas 10 minutos respecto a ese mismo traslado realizado por carretera. Tenía tiempo de sobra para desplazarse en coche gastando unos 5 litros de gasóleo y no los alrededores de 180 kilos de queroseno quemados en el Super Puma”, divulgaron fuentes del PP. 

Los afines al Gobierno, se defendieron también de este ataque: en los cálculos del PP, no se incluye el gasto de los vehículos oficiales que acompañan a los presidentes del Gobierno en sus desplazamientos por carretera. Tampoco los atascos de la ‘Operación Salida’ del pasado fin de semana.

 La corbata, así, se ha convertido en un debate que lleva días incendiando las redes sociales. ¿El peligro? Que, además de risas, se ha acotado a dos respuestas: llevarla, para ir en contra del Gobierno, o no hacerlo para mostrarse afín. En el olvido, de nuevo, la emergencia climática

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