Entre los mayores miedo de los caseros cuando ponen una vivienda en alquiler es que el inquilino no les pague o que le destrocen la vivienda. Hay ocasiones en las que ocurren las dos cosas, tal y como le ha pasado al propietario de un piso en París al que el inquilino le dejó a deber más de 26.000 euros y una vivienda llena de destrozos cuya reparación ascendió a los 37.000 euros.
Según relató a Le Figaro Immobilier el abogado Samuel Zeitoun, su cliente alquiló en 2022 un pequeño apartamento reformado de 20 metros cuadrados por 980 euros al mes. Durante los primeros meses todo transcurrió con normalidad, pero a los 8 meses el inquilino dejó de pagar el alquiler. En un principio el casero confió en las promesas de pago de su inquilino y fue dejando pasar el tiempo, mientras la deuda se acumulaba.
No fue hasta que la cantidad impagada alcanzó los 14.700 euros que decidió iniciar el proceso de desahucio. Pero durante el procedimiento judicial, el casero descubrió que su inquilino había estado subarrendando la vivienda de manera ilegal. La familia que vivía en el piso pagaba cada mes 1.080 euros al inquilino, 100 euros más de lo que él pagaba oficialmente.
El inquilino le denunció por insalubridad en la vivienda
El juez acabó dictando la rescisión del contrato y ordenando el desalojo, tanto del inquilino titular como de los subarrendatarios. Pero entre la notificación y la sentencia, el inquilino presentó una denuncia ante la Agencia Regional de Salud (ARS) acusando al propietario de alquilar un piso insalubre, y se terminó emitiendo un orden de que el piso no era habitable.
El proceso de desahucio se alargó meses, y el casero se enfrentó a un juicio acusado de alquilar una vivienda en mal estado con fugas de aguas residuales, radiadores averiados, problemas de ventilación y ventanas defectuosas, de las que él no había tenido constancia.
Su defensa pudo demostrar que el apartamento estaba en buen estado al inicio del alquiler, y que el deterioro era consecuencia directa de la falta de mantenimiento del inquilino. El propietario fue absuelto, pero el daño económico ya estaba hecho.
Tras un año sin poder recuperar su vivienda, el casero acumuló una deuda total de más de 26.000 euros en alquileres impagados y tuvo que afrontar un presupuesto de 37.000 euros. En total, perdió 63.000 euros, sin contar los honorarios legales.

