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China ordena la entrada en vigor “inmediata” del veto a fabricantes de la UE de dispositivos médicos

Pekín castiga a los fabricantes europeos que no han deslocalizado mientras Bruselas habla de “discriminación sistemática” y China acusa a la UE de “doble rasero”.


El presidente chino, Xi Jinping
El presidente chino, Xi Jinping |EFE
Francisco Miralles
Fecha de actualización:

China ha activado este domingo la entrada en vigor “inmediata” de su veto a los fabricantes europeos de dispositivos médicos. La medida, que deja fuera de las licitaciones públicas chinas a cualquier empresa de la Unión Europea cuyo contrato supere los 45 millones de yuanes (más de 5 millones de euros al cambio actual), salvando solo a aquellas compañías que ya han trasladado su producción al país asiático. Las europeas que siguen fabricando en la UE quedan directamente excluidas de cualquier gran concurso público en el mayor mercado sanitario del mundo.

El Gobierno chino justifica esta respuesta como “necesaria y recíproca” al veto aprobado en junio por la Unión Europea, que excluye a las empresas chinas de contratos públicos sanitarios superiores a cinco millones de euros. Pero aun así, el golpe de Pekín va más allá, ya que penaliza a la industria europea que aún mantiene su producción en el continente y, al mismo tiempo, recompensa a las multinacionales que han trasladado su fabricación a China. De esta forma, en las licitaciones con participación de empresas mixtas, Pekín limita al 50% la cuota de productos importados desde la UE, aplicando un control quirúrgico que multiplica la presión sobre los fabricantes europeos.

El Ministerio de Comercio y el de Finanzas chinos han sido claros: “La UE ha ignorado la buena voluntad y la sinceridad de China y ha insistido en imponer medidas restrictivas y construir nuevas barreras proteccionistas”, denuncian en su comunicado oficial. “Por lo tanto, China no ha tenido más remedio que adoptar medidas restrictivas recíprocas, que tienen como objetivo salvaguardar los derechos e intereses legítimos de las empresas chinas y mantener un entorno competitivo justo”, subraya el portavoz de Comercio.

Desde Bruselas, el argumento es radicalmente opuesto. Fuentes comunitarias recuerdan que la decisión europea vino motivada por “años de discriminación sistemática”: una investigación de la Comisión Europea desveló que el 87% de las licitaciones públicas del sector sanitario en China ya estaban sujetas a “medidas excluyentes y discriminatorias” para las empresas de la UE. La restricción europea pretendía presionar a Pekín para abrir su mercado, pero la represalia china eleva la tensión a su máximo nivel.

El choque no llega solo. Hace apenas dos días, China impuso aranceles antidumping al brandy europeo, con especial énfasis en el coñac francés, dentro de una escalada de represalias que también incluye investigaciones a los sectores porcino y lácteo europeos. Todo ello tras la ofensiva arancelaria de la UE contra los vehículos eléctricos chinos, que ya ha provocado advertencias y contramedidas desde Pekín.

La clave oculta de la medida china es el mensaje implícito a las multinacionales: “Si quieres vender en China, produce en China”. La represalia no sólo responde al pulso con Bruselas, sino que incentiva a la industria europea a deslocalizar aún más su producción al gigante asiático para evitar el veto. Quienes sigan apostando por la fabricación en la UE serán los grandes perdedores de esta guerra comercial.

Todo ocurre en vísperas de una cumbre clave entre líderes europeos y chinos, mientras ambos bloques insisten públicamente en su “voluntad de diálogo” pero siguen subiendo el tono y acumulando represalias cruzadas en cada sector estratégico. El tablero global de la guerra comercial China-UE se recrudece, y los daños empiezan a ser tangibles a un lado y otro del continente.